Si bien conozco mis defectos, el caso es que los aborrezco, soy petiso, de talle corto y encorvado, por años de soportar esta postura agachada resulta que estoy jorobado, mi tronco breve y pescuezo escaso me hace ser desproporcionado, no estoy conforme con mi cuerpo, que está cada vez más inflado, culpa de la diosa fortuna me hizo llegar tarde al reparto del canon de Policleto. Como casi no tengo cuello y los brazos con relación al cuerpo son más bien largos me cuesta encontrar la camisa adecuada, porque si una de cogote me queda bien, de mangas largas y, a la inversa, si de mangas calzan perfecto, de cuello y panza apretada, así soportar un día abotonado es peor que morir ahogado, no me queda, entonces, más que vestir desguañangado. Se me va la vida envidiando a esos autonómicos jóvenes de ahora que suelen vestir de forma casual y, prolijamente, desaliñados, que los hace hasta verse ordenados, como desahuciaron la corbata no tienen que preocuparse de combinarla, y si una camisa
Crónicas, columnas, semblanzas y otras escrituras ideológicamente falsas