Como una bofetada a la identidad magallánica cayó el informe preliminar
del Censo 2017 entregado por el Instituto Nacional de Estadistas INE, los datos entregados dan cuenta que desde el año 2002 al 2017 la población
de la Región más austral del país creció en menos de 15 mil habitantes, la de menor crecimiento demográfico de todo el territorio nacional.
En la Encuesta Nacional Urbana de Seguridad año 2016 la Región ostenta, también, los más bajos
índices, pero de victimización, aun así persiste la percepción de que en Magallanes
la delincuencia ha aumentado y en la conversación cotidiana sobre las causas de
la delincuencia es recurrente escuchar que
los delitos son cometidos por personas de afuera o, más bien, como sesgo identitario por “gente mala del norte”, añorándose ese supuesto
Edén magallánico tan pacífico de antaño.
Pero ocurre que si la Región no crece, somos casi una isla, resulta que a lo mejor
los delitos no estarían siendo cometidos por nortinos, sino que por nuestra propia gente, lo cual
no sería nada extraño si recordamos que en Magallanes hubo colonos de bien que
pagaban una libra por las cabezas de los nativos; quienes sí podrían manifestar
con propiedad el dicho serían, entonces, los aborígenes, después de todo quienes
los cazaban eran todos afuerinos.
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