Los colonizadores
usaron el concepto de “indio” para referirse
indistintamente a los diferentes pueblos indígenas que habitaban el nuevo mundo,
despojándolos con ello de sus identidades y particularidades étnicas, el
discriminador término, paradójicamente, acabó homogenizándolos, igualándolos sin
reconocerles diferencias ya sean aztecas,
incas, mapuches, diaguitas o yaganes, en
suma negándolos.
Lo de
invisibilizar a los indígenas llegó al extremo en nuestro país con el decreto ley 2568 de la dictadura
pinochetista que en su afán por lograr
la subdivisión de las tierras y las comunidades decretó que: “A partir de la
fecha de su inscripción en el Registro de Propiedad del Conservador de Bienes
Raíces, las hijuelas resultantes de la división de las reservas, dejarán de
considerarse tierras indígenas, e indígenas a sus dueños o adjudicatorios”.
Para reparar en parte lo anterior el año 1992 al cumplirse el Quinto Centenario de la
llegada de Colón al nuevo mundo Naciones Unidas decretó el Decenio de los pueblos
indígenas y tribales del mundo, desplegándose una marea de reconocimiento, apoyo,
cooperación y solidaridad de los países europeos y agencias internacionales con
los pueblos indígenas.
Es por lo
anterior, no porque a uno lo tiente el desacato, que no se acaba de entender la solicitud de prohibir divulgar la identidad de los mapuches imputados por asociación terrorista
entre ellos el líder de la Coordinadora Arauco Malleco (CAM) hecha por sus defensores en la audiencia de
control de la detención en el Tribunal de Garantía de Temuco, donde junto con decretar la prisión
preventiva la jueza también acogió dicha solicitud, quizás para garantizar la presunción de inocencia que tiene todo imputado.
Y no solo
porque sus nombres habían sido profusamente informados por los medios de
comunicación al momento de su detención el día anterior, en un hecho público y
notorio, sino más bien porque si algo fortalece
a la causa mapuche es que el líder de la CAM
esté en prisión preventiva y eso de
salir de manera anónima, es casi como
negarlo, ser invisibilizado, cuando es mejor ser reconocido nacional e internacionalmente, con nombre y
apellido, como un símbolo de la represión
del Estado contra los mapuches, además de mapuchizar la agenda electoral, por lo que si alguien quiere ver en
la "Operación Huracán” una treta política del gobierno con el fin de descabezar el movimiento
puede que esté equivocado, ya que debiera generar el efecto contrario.
Porque para parte de la comunidad nacional y sobre todo internacional, lo del mapuche Hector Llaitul, así como lo de la dirigente coya Milagos Sala detenida en Argentina
y Leonard Peltier, de ascendencia anishinaabe lakota, preso hace 40 años en
Estados Unidos, son muestras palpables de que el espíritu colonizador en el
continente aún sigue latiendo.
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