La experiencia indica que si bien
la ley que prohibirá el uso de bolsas plásticas contribuye de manera efectiva a
cuidar el medioambiente, además de hermosear el paisaje urbano y borde costero porque
ya no se verán sucias bolsas multicolores flotando en la orilla del mar, ríos, riachuelos,
charcos, lagos y lagunas, colgando en el cableado citadino, alambrado rural o
en cercos, postes, árboles y matorrales, no deja por ello de tener su efecto
negativo.
El primero es que contribuye a desprestigiar la política ya que
es común despotricar públicamente, y a viva voz, contra el gobierno de turno
y los políticos, cada vez que se nos olvida llevar las bolsas reutilizables cuando llegamos, por
fin, a la caja luego de estar esperando horas en la cola del
Súper.
El segundo, y más preocupante,
es el aumento de la delincuencia y el robo hormiga ello por cuanto como se permite el uso de las bolsas biodegradables que se utilizan
para colocar manzanas, peras, plátanos y naranjas - muy valoradas en los
hogares para usar en papeleros y basureros pequeños- éstas desaparecerán rápidamente, y
como por arte de magia, de la sección frutería de los supermercados, para evitar este robo como con los guardias privados no se va a dar
abasto se exigirá, entonces, que carabineros resguarde los intereses
patrimoniales de los gigantes del retail.
Los imputados por hurto
desbordarán los Tribunales de Garantía, los controles de detención se
prolongarán hasta muy de madrugada y como los carabineros estarán cuidando las bolsas fruteras de los locales comerciales, la delincuencia dura a plena luz del día asolará las calles.
Y si hasta en los aviones eliminaron las bolsas de mareo, que eran de papel.
ResponderEliminarDe paso eliminaría las bolsas de gato, es decir, los arreglines, los pelambres, los entuertos y varios embolsados, como las frutas a orillas de carretera, donde un resto está casi podrida