La reapertura del caso de
Carmen Gloria Quintana y Rodrigo Rojas de Negri, quemados por una patrulla
militar en julio del año 1986, revivió la rabia e impotencia del
tiempo en que gobernaban los gorilas.
Simios mayores que odiaban la
especie humana, por eso no respetaban los derechos humanos. Perseguían al
hombre, a quien tildaban de humanoide, por el solo hecho de tener
ideas y para evitar que se pensara hubo gorilas que tuvieron a su cargo universidades;
porque si algo envidia el gorila al ser humano es que el hombre sea un ser
ilustrado por ello buscó dominar a punta de bota, fusil y garrote las casas de
estudios superiores.
Lo anterior no fue ciencia
ficción, ni menos un literario informe kafkiano para una Academia, sino que
hubo por 17 años en Chile dos especies de gorilas: una la
milicada, otra de la civilidad y ambas imperaban en las facultades.
Con la llegada de la
democracia y el retiro a sus cuarteles se pensó que
estaban exterminados, pero hubo primates astutos, en especial los
más jóvenes que se depilaron para ocultar su pelaje.
El ministro de Corte Mario Carroza sometió a
proceso y acusó a 11 militares en retiro como autores por el homicidio
calificado de Rodrigo Rojas y el homicidio calificado frustrado en el caso de
Carmen Gloria Quintana, en tanto que a otros dos los acusó como encubridor y
cómplice. Ello fue posible gracias a la confesión de un soldado que luego de 29
años rompió el pacto de silencio y testificó cómo habían quemado a los
muchachos, sindicando al entonces Teniente de Ejército Julio Castañer González
como uno de los autores del hecho.
Castañer, actualmente coronel
en retiro, vivía, hasta su detención el año 2015 una plácida vida en
la austral Punta Arenas, incluso hizo clases de Ciencias Sociales en
la Universidad de Magallanes, cumpliendo el sueño de algún día dictar cátedra.
Pero Castañer no debe ser el
único profesor simioide que sea parte de la Academia, y no de Guerra, por
supuesto, quién sabe si hasta alguno, ¿por qué no? llegó a enseñar en un centro
de estudios sociales y políticas públicas de una reputada universidad confesional.
Es que a los gorilas no le
gustan las ciencias biológicas, por eso de la teoría darwinista de la evolución en la
que consideran aparecen menoscabados, prefieren las ciencias sociales, como
también son gregarios, y si son políticas mucho mejor, los hace sentirse
personas.
En la UMAG, en su momento se
manifestaron sorprendidos y señalaron que no le correspondía a la universidad
chequear la conducta de un académico. Los alumnos y algunos sectores sociales
con los que se vinculaba Castañer lo describieron como un hombre correcto y
educado. Quizás, entonces, si el dicho popular: “El triunfo del diablo es hacer
creer que no existe”, pueda ser también: “El triunfo de los gorilas es hacerse pasar
por humanos”.
Por desgracia, para ellos, el
hombre es un ser despreciable, no está en su naturaleza guardar un secreto,
suele irse de tarro y denunciar que al respetable gorila por el almidonado
cuello y mangas de camisa, se le están asomando los pelos.
Excelente crónica: con humor y con verdad.
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