Dicen que en el mundo de hoy todos somos minorías, están las etareas, sexuales, étnicas, de género, alimenticias, políticas, en fin, solo es cosa de escarbar dentro de uno y encontrará una semilla de minoría. Yo, por cierto, lo hice, no me costó, ni demoré mucho, llegué hasta aquella vez en que, sintiéndome un ser resucitado, capaz de todo y presa de un individualismo extremo, por puro afán de llevar la contraria, para las elecciones del Centro de Alumnos de la carrera de periodismo de la UFRO, se me ocurrió integrar una lista que tildaban de gremialista, no obstante, para quienes me conocían, yo tenía una sensibilidad de izquierda. Como sabía del rechazo a mi candidatura, le dije a un compañero de carrera con quien éramos grandes amigos desde Natales, que, aunque él era de izquierda, valía más nuestra amistad y estaba obligado a votar por mí, me afirmó que, por supuesto, lo haría, pero, para no tener problemas, no se lo dijera a nadie, porque para todos él apoyaba la list
Crónicas, columnas, semblanzas y otras escrituras ideológicamente falsas