Aunque a veces nos resulte automático, solo por cumplir las normas de cortesía o mero hábito, el saludo es una de las primeras formas de comunicarnos que tenemos los seres humanos, un pequeño gesto que solemos acompañar de un par de palabras, “¡Buen día!” o “¡Buenos días!”, “¡Buenas tardes!”, “¡Hola!”, “¡Chao!”, “¡Cómo estás!” o “¡Cómo te va!” No hay registro en qué momento los humanos cuando se encontraban comenzaron a saludarse. El caso es que las culturas difieren en el gesto, unos hacen una reverencia primero, antes de dar la mano, otros solo la mano, un abrazo o un beso en la mejilla, como signo de respeto y aprecio hacia la otra persona. Hay saludos fraternales, cálidos, apasionados otros fríos y distantes. También para comunicar adhesión a una idea, como el puño en alto de la izquierda o el fascista del brazo derecho levantado; para respetar las jerarquías como el saludo militar o demostrar pertenencia a una cofradía como el masónico. En actos masivos es común que el
Crónicas, columnas, semblanzas y otras escrituras ideológicamente falsas