Escritos de un Decrépito Burgués

¿Fue Sócrates un cobarde? por supuesto que no, enfrentó la justicia, debió beber cicuta y con ello se suicidó. Tomar la trágica decisión de quitarse la vida por mano propia, no puede ser vista como un acto de cobardía. ¿Cuántos hay que en momentos aciagos visualizamos -o visualizaremos- tal salida, pero de solo pensarlo nos acobardamos? Acaso suicidarse para no ir a prisión, no sea, también, una pena natural.

  Ante el fallecimiento de Guillermo Teillier, presidente del Partido Comunista, quien fuera jefe de la Comisión militar del PC, que propició la insurrección armada contra la dictadura del general Pinochet, el gobierno decretó dos días de duelo nacional, lo cual instruye el izamiento de la bandera chilena a media asta en las sedes de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial, además de oficinas y reparticiones públicas. Pero la imagen que mejor graficará la jornada no serán las banderas amaranto en el velatorio en el ex Congreso Nacional, ni tampoco en las del masivo funeral, sino la bandera chilena a media asta en las unidades de las Fuerzas Armadas, Carabineros de Chile y Policía de Investigaciones.

  Las recientes declaraciones de la ex presidenta Michelle Bachelet,  en la que afirma que dio la orden de cerrar Punta Peuco, pero no le hicieron caso, es, en cierto modo, un claro ejemplo del síndrome del pato cojo, que afecta a los gobernantes sin posibilidad de reelección en las postrimerías de su mandato Ello, habla del escaso poder y autoridad que tenía la figura presidencial cuando ordenó cerrar dicho penal, como también, habla mal del ministro que no hizo caso a la orden presidencial. Su entonces ministro de justicia, Jaime Campos, se dio por aludido y expresó que recibió la orden el último día de la presidenta Bachelet, poco antes de que entregara la banda presidencial y no obedeció porque lo consideraba inconstitucional. Campos, pretende hacernos creer que lo suyo fue un acto republicano de patriótica valentía en defensa de la Constitución y la Democracia, aunque lo hizo, también, el último día de ser ministro, con una presidenta abandonando La Moneda, por ende, sin tem

A veces para reafirmar nuestras  convicciones aventuramos juicios, como ser que personajes históricos fallecidos si vivieran compartirían nuestra forma de pensar; con la figura de Allende sucede algo similar, como el ex expresidente está muerto, no puede afirmar o negar si lo que decimos hoy de él es correcto o no. Óscar Guillermo Garretón, señaló que si Allende viviera estaría mucho más cerca de la renovación, aunque para otros sectores sería cercano a la  lucha armada, la Cuba de Fidel, el sandinismo o bien la Venezuela de Chávez y Maduro. Debatir que si Allende viviera sería más cercano del Frente Amplio o de lo que fue la Concertación, es estéril, nunca lo sabremos, tal discusión, más que de realpolitik, lo sería de realismo mágico, porque Allende del oriente eterno no volverá, ni aunque Óscar Guillermo Garretón, tenga dotes de ocultista y espiritista. Sin embargo, lo que sí podemos afirmar, con toda seguridad, es que con Allende vivo, Garretón, que pertenece a la elite política de

El senado aprobó el proyecto que incorpora al pueblo Selk’nam a la lista de las “principales etnias” de Chile. Lo anterior que, a primera vista, es un reconocimiento a la diversidad pluriétnica de nuestro país, no deja de tener un tinte racista y discriminatorio, puesto que, si hay una lista de “principales etnias”, quiere decir, entonces, que habría otras que son secundarias, accesorias, innecesarias.

  Hasta el más fiel seguidor de twitter, se aburre de los 280 caracteres, más aún luego que a Elon Musk se le   ocurriera    cambiar la dulce silueta del pajarito, por una agria X. Tal vez eso llevó al presidente a dejar de teclear en su celular, escaparse, un instante de La Moneda, para retomar sus tiempos de dirigente estudiantil y, en una performance de política vintage, salir a la calle, megáfono en mano, a comunicarse con su pueblo, ante la sorpresa de su ministra del Interior, Carolina Tohá. A no ser que, por los turbulentos tiempos que azotan palacio, se dejó llevar por su vena poética e intentó una adaptación libre del poema “Madre, no me digas”, del poeta argentino Baldomero Fernández Moreno, cuyo título quedaría así:   “Ministra, no me digas”   Ministra, no me digas: - Presidente, quédese... - La calle me llama y a la calle iré... Yo tengo una pena de tan mal jaez que ni tú ni nadie puede comprender, y en medio de la calle ¡me siento tan bien! ¿Qué cuál es mi pena? ¡Ni yo sé

  Ser joven tiene sus ventajas, se vive el presente, uno cree que lo sabe todo, se ve a sí mismo mejor que los demás y, por cierto, con un sentimiento de inmortalidad, aunque ello en ocasiones nos lleve a cometer errores de principiante que, cuando se es viejo, no se cometerán. Alguien, con cierta razón, podría justificar que la juventud le jugó en contra a los chicos de Revolución Democrática, vinculados a las platas del caso Convenios, les habría pasado bien por ser novatos en la administración del Estado, aunque no así en la política, o por haber cometido un simple error, del tipo que un leguleyo llamaría de prohibición y que, cuando pasen los años, estén más viejos y vuelvan a gobernar, de seguro corregirán, a qué viene, entonces, tanto alboroto ¿valdría la pena juzgarlos más?