Era lógico que sucediera y, como tal, aconteció, lo extraordinario hubiese sido lo contrario que hace una semana atrás Alejandro Guillier ganara la segunda vuelta presidencial. Pero tan normal fueron los resultados que Sebastián Piñera resultó vencedor en casi todas las regiones del país, con excepción de Aysén y Magallanes, estas dos últimas que en su primer periodo como gobernante protagonizaron las más masivas y potentes movilizaciones y protestas sociales que desde retornada la democracia se tenga memoria no solo en la tierra del viento y coirón, sino también en el país. Los resultados de la elección junto con reafirmar una identidad y diferencia de los patagónicos con el resto del país, permite a las izquierdas locales pasar el trago amargo de la derrota que, a nivel nacional, les propinó la derecha, el caso es que no les sirve para nada más, puesto que haciendo un símil con la primera vuelta los votos de Aysén y Magallanes son como la suma de los de Artes y Navarro, es decir
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