En medio de la Ruta 9 Sur a orillas del Estrecho de Magallanes, kilómetro 35 y medio sur, a 22 kilómetros de Fuerte Bulnes, vive un hombre de lengua ágil, administra un viejo y modesto boliche con patente autorizada de expendio de licores -aunque aparente cantina clandestina- como abastece, entre otros viveres, ya sea de queso, bebidas o vino, suele entablar amena conversación con parceleros y pescadores del lugar o con cualquier viajero que se detenga a comprar. Hace más de 20 años que Walter Patricio, que así se llama el hombre, cedió su trono del Rey del Completo callejero en Punta Arenas y su castillo emplazado en el puente del Río de las Minas de la céntrica calle Bories, un carro que trasladaba en las noches afuera de las discotecas o que solía instalar en un punto estratégico durante el Carnaval de Invierno o en cuanto evento masivo se realizaba en la capital austral. Pero, como el trabajo nocturno envejece y es agotador, un día optó por alejarse del bullicio de la ciudad
Crónicas, columnas, semblanzas y otras escrituras ideológicamente falsas