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¿Al aire libre?

 

En una atrayente columna Cristian Warnken, insta a realizar clases al aire libre, cita para ello una carta de Gabriela Mistral, donde la poetisa expresa las ventajas de una escuela al aire libre.

Según Warnken “en un país con una geografía como la nuestra, con grandes extensiones abiertas y caminables, bosques, parques, montañas, es imperdonable que nuestros niños y jóvenes estén encerrados ya sea por el confinamiento virtual al que la digitalidad ya los había condenado antes de la pandemia o por los confinamientos a los que la peste obliga”.

Su atractiva y poética propuesta tiene, al menos, un par de dificultades para aplicarse. La primera es que  no podría ser igual en todo el país, ni durante todo el año lectivo, porque ya sea otoño o invierno “llueve, llueve sobre Valdivia”, como canta Schwenke & Nilo, y a cántaros; el mismo Warnken debe conocer que se moja hasta la ropa interior, se borra la tinta de libros y cuadernos y se echarían a perder los tablet y notebook, entregados por la Junaeb, con la consiguiente acusación constitucional contra el ministro de  Educación, por no cuidar los recursos fiscales. 

Con mayor razón en la Patagonia, que Gabriela Mistral conoció  bastante, fue profesora y directora del Liceo de Niñas de Punta Arenas y vivió un tiempo en la estancia Tres Pasos, que queda camino de Natales a Torres del Paine. Fue en las heladas tierras magallánicas que la Mistral escribió gran parte de su libro "Desolación" y versos del poema "Patagonia, la lejana".

“A la Patagonia llaman sus hijos la Madre Blanca/ Dicen que Dios no la quiso por lo yerta y lo lejana, y la noche que es su aurora y su grito en la venteada por el grito de su viento, por su hierba arrodillada y porque la puebla un río de gentes aforesteradas."

Mientras que en otra estrofa precisa:“Oye mentir a los tontos y suelta tu carcajada. Yo me la viví y la llevo en potencias y en mirada. -Cuenta, cuenta, mama mía ¿es que era cosa tan rara? Cuéntala aunque sea yerta y del viento castigada.”

La pandemia demostró la plasticidad del ser humano para adaptarse y seguir funcionando, clara muestra de ello es que en Punta Arenas los restaurantes y pubs sacaron mesas y sillas a las calles, con lo cual se acabó la cuarentena, hoy las principales calles de Punta Arenas y Natales se están convirtiendo en pequeños bulevares, que uno podría pensar son más propios para el norte del país, pero no para “esta tierra tan bella donde no calienta el sol”, parafraseando la oración por Magallanes del Grupo Alturas.

Pero, tal parece, que hay el espíritu magallánico una irrefrenable sed por sociabilizar y beber shop de la Cervecería Austral, en grupo; tanto que hoy llenan las mesas al aire libre y ruegan que el clima los acompañe, porque emparkados y con gorro se puede soportar el frío, pero es un tanto incómodo y desalentador conversar y  estar a cada rato sujetando la mesa y las copas para que al shop no se lo voltee el viento.

Habrá que ver si así como nada detiene al hombre cuando de saciar la sed etílica se trata, ocurrirá lo mismo con los alumnos para saciar su sed de conocimientos y estén dispuestos a soportar estoicos, de marzo en adelante, las clases al aire libre dictadas por sus profesores quienes implorarán que sus palabras no se las lleve el viento, ese mismo que para la Mistral era un  “Viento loco que se alza y dobla por bufonada” o también “un viento de blasfemia y compunción cuando calla”.

Porque, si bien el cambio climático en la región se nota, persiste el viento, que aunque viejo, todavía sopla, además  de una que otra helada polar que cae sin aviso  y, aunque ya no se ve mucha nieve, la lluvia ya no es una visitante extraña y aquí no se puede usar paraguas.

Aunque lo del  viento sería en parte subsanable con los audífonos y micrófonos inalámbricos, el profesor podría dictar su clase a los alumnos muertos de frío,  interconectados a través de sus celulares, con el peligro de enfermarse, no de Covid 19, sino de pulmonía; otro motivo para acusar constitucionalmente al ministro de Educación y sumar al de Salud por abandono de deberes y no advertir los riesgos para la salud de los educandos.

Pero, la dificultad mayor vendrá del magisterio, los colegas de Warnken ya adelantaron que no volverán a clases en marzo, porque las calles y parques, no están para educar, sino más bien para protestar, y vaya que han dado prueba de aquello  los alumnos y maestros  estos últimos años. Ahora si así y todo el ministro de Educación está estudiando la propuesta de Warnken, mejor ¡Qué renuncie ya!

Comentarios

  1. Excelente. La descripción de la ciudad y sus calles. Gran G. Mistral.
    en qué mundo vive Warnken??? No se inscribió como candidato a constituyente verdad????

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