Por sanidad personal, familiar y laboral parece no ser conveniente llevarse trabajo para la casa, así como, a la inversa, tampoco es conveniente llevar los problemas de la casa al trabajo. Se debe establecer un límite, lo que es del trabajo pertenece a dicho ámbito y lo de casa, al hogar. Pero estas máximas populares quedaron obsoletas con la cuarentena para frenar el avance del Coronavirus, porque en empresas y servicios públicos se adelantó lo que sonaba a ciencia ficción, el llamado tele trabajo o, mejor dicho, el trabajo a distancia, o sea desde nuestro dulce hogar familiar. Pero lo anterior trae sus inconvenientes, porque el trabajo -no el doméstico por cierto, que es eterno y del cual la mujer trabajadora nunca jubila- copa todos los espacios hogareños, la oficina se traslada a la casa con efectos nocivos para el cuello, cintura, muñecas. Porque se trabaja en la cocina, dormitorio, living comedor, hasta en el baño y los muebles no tienen un diseño ergonómico par
Crónicas, columnas, semblanzas y otras escrituras ideológicamente falsas