Se equivocó quien pensó
en La Moneda, que la epidemia de Coronavirus, aun cuando sea una
patología que afecta al aparato respiratorio, vendría a dar un respiro al
alicaído gobierno, al colocar el foco de la atención ciudadana más en la forma
de enfrentar la propagación del virus, que en las últimas demandas sociales. La oportunidad para demostrar, tanto a nivel nacional como internacional, las
fortalezas del sistema público de salud chileno que, como pato de
silabario, pregona el ministro de la cartera Jaime Mañalich.
Porque lo cierto es que sucede todo lo contrario y el Coronavirus tiene al Presidente Piñera, aunque no presenta los
primeros síntomas, con un fuerte dolor de cabeza, porque la epidemia lo puso en
una nueva disyuntiva, lo suyo se está volviendo crónico,
Ello, por cuanto si al
Presidente Piñera se le ocurre decretar, tal como se hizo en la mayoría de los
países en que se han detectado casos de infectados, la prohibición
de eventos, conciertos y concentraciones masivas de personas, los organizadores de las
marchas y actividades multitudinarias que, con o sin autorización, suelen
repetirse en el Plaza Italia, denunciarán que el gobierno, en
un intento represivo desesperado para frenar la movilización y la
expresión de las legítimas demandas del pueblo en la calle, no
contento con criminalizar la protesta popular quiere impedir el derecho a disentir y pretende ahora, con un discurso vil, asociar la movilización
callejera con un problema viral, bajo el supuesto falaz de la
preocupación por la salud pública nacional.
Agregarán que el gobierno se niega a
reconocer que en las movilizaciones de la "Plaza de la Dignidad", varios, para
protegerse de los virus, lo hacen encapuchados y, si bien los más expuestos
serían los de la primera línea, si a estos ni lacrimógenas, ni balas, ni
balines los detuvieron, menos lo hará el temor a contraer un
resfriado chino
Ahora bien, en caso que el
Presidente no prohíba las aglomeraciones de gente, otros señalarán que ello es
prueba, una vez más, que el Presidente no se preocupa de la seguridad de población
y comprueba su falta de liderazgo e ineptitud para conducir las riendas del
país, por lo que no estaría ya apto para gobernar. Solo de una cosa puede estar seguro el Presidente, cualquier decisión que adopte, esta se viralizará.
Es que el Coronavirus impactará y modificará hasta nuestra comunicación no verbal, nunca más esos latinos saludos de besos, menos abrazos fraternos, tampoco apretones mano, bastará una venia de cabeza, a la manera oriental.
Es que el Coronavirus impactará y modificará hasta nuestra comunicación no verbal, nunca más esos latinos saludos de besos, menos abrazos fraternos, tampoco apretones mano, bastará una venia de cabeza, a la manera oriental.
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