Aludir a que no existen balas de plata para combatir la delincuencia como señaló la actual Ministra Secretaria General de Gobierno, Camila Vallejo, es casi justificar, c on un viejo cuento de terror la inacción gubernamental, lo mismo dijo la ex presidenta, Michelle Bachelet, en enero del 2016 : “Me gustaría tener una bala de plata para que esto desaparezca”, copiando lo fraseología que utilizó en julio de 2015 su entonces ministro del Interior Jorge Burgos: “Aquí no hay bala de plata ni espacio para que un político, más importante que yo que ha dicho ‘se les acabó la fiesta’ o ‘le pondremos candado a la puerta giratoria’ ”. Como la criminalidad no la integran vampiros ni licántropos, sino seres de carne y hueso, nadie en su sano juicio esperaría que vengan súper héroes a salvarlos, en tal sentido, más realistas sonarían las declaraciones de la ministra del Interior, Carolina Tohá: “Que un policía le dispare a un criminal o le pegue un palo a alguien que está imposible de