Hará un lustro ya que me propuse escribir al menos un texto, por pequeño que sea, cada quince días, si resultaba uno cada semana mucho mejor, las menos de las veces salía un par a la semana.
Lo
hice tanto por cultivar el oficio, como por sanidad mental, con la
ingenuidad -¡a mis años!- que con tamaño esfuerzo literario puliría
mi bruta escritura para producir textos cada vez mejores y facilitaría la
inspiración para la nunca concebida obra magna final.
La
promesa trajo inconvenientes no previstos, ahora resulta que cuando pasan más
de quince días me entra el pánico, me comienzo a frustrar, en casa me vuelvo
insoportable, ando enojado conmigo mismo, pero no con los demás, eso sí maldigo
el día que se me ocurrió prometerme tamaña barbaridad.
Aunque
igual tiene su lado positivo, los pocos amigos y conocidos que leen los textos
me miran diferente, no sé si con un dejo de burla o de compasión, la mayoría
opta por no responder, lo cual agradezco porque respecto a su crítica me dejan
con la duda razonable y, no seré yo, que para dilucidarla recurra al Var.
Ayer
nomás envié mi último texto a un prolífico amigo escritor de quien sus
coterráneos exigen que, así como el Presidente Boric es magallánico, sería de
justicia, que como mi amigo es también puntarenense le corresponda el
Premio Nacional.
“De
lo mejor que te he leído”, me respondió, ello más que enorgullecerme me
entristeció, recordé si mi promesa de hace un lustro sirvió para algo, porque
el escrito que le envié, salvo una que otra actualización, lo escribí hace dos
décadas atrás.
Feliz cumple lustro entonces!
ResponderEliminarPor acá la pluma es floja, pero el ojo y la lengua prestos a la lectura de su sistemática promesa. Gracias Pepe. Por mail un recuerdo
ResponderEliminarOh, el tiempo pasa y las palabras quedan. Felicitaciones.
ResponderEliminarEspectacular tus escritos, tenes que aprovechar ese Don, que Dios te dio, cuando tengan ganas.
ResponderEliminarSin promesas, cuando vos quieras.