Tal como si fuera la escena de una película en blanco y
negro que con la tecnología actual son coloreadas para que se vean mejor, en la
fotografía de portada de El Mercurio de la nota: "Ramiro", comparece ante el juez que decidirá cuánto
años pasará en prisión, se ve al juez Carroza, como en el antiguo sistema
de procesamiento penal los jueces, aparte de sentenciar investigaban
y acusaban, sentado en el lugar que en el sistema procesal penal actual se
ubica el fiscal e interroga a Hernández Norambuena que declara en
el banquillo.
Frente a Carroza se encuentra el estrado donde hoy se
ubica el tribunal, dicha posición debiera ocupar el juez cuando le
informe a "Ramiro" los años de condena, para ello el juez no deberá
recorrer más de un par de pasos. Aunque en el sistema antiguo, como el poder judicial no
contaba con los recursos de hoy, por economía procesal, esos pasos eran
innecesarios.
Llama la atención lo simbólico de la escena, en la sala de un
tribunal actual, quizás para edulcorar el inquisitivo y secreto sistema antiguo
que nos rigió por años.
Carroza sabe que la reforma procesal penal en Chile fue
gradual, pero no retroactiva y, a lo mejor, se sentó allí porque se le
ocurrió nomás y solo a un medio leso como yo, que del Tratado de Semiótica de
Eco nunca entendió nada, se le ocurre hacer un pretencioso
comentario de aquel insignificante hecho.
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