Trato, sin mucho éxito por cierto, advertir
a mis hijas ir por la vida con cuidado, porque una cosa es la realidad, si
acaso esta existe, pero otra muy diferente la ficción, aunque
en ocasiones sea esta última la que, porfiadamente, nos parece que
persiste. Es que la ficción puede convertirse en mito, un
habla, como analizó Roland Barthes, entre otras cosas, con El
Catch.
Con la serie "13 Reasons Why" ocurre
algo singular, no faltarán quienes quieran regularla e, incluso, prohibirla
porque denuncian que contribuiría a incitar el suicidio juvenil
y se busca vacunar a los jóvenes de todos los males posibles,
entre estos del virus de matarse con mano
propia.
Cabría preguntarse, entonces, si el
"Werther" de Goethe hubiera sobrevivido estos esterilizados
días pero, para tranquilidad de Goethe, su novela habría
pasado piola, pasa que leemos poco, preferimos Netflix, lo cual más que
una deficiencia del actual país que vivimos es una tremenda ventaja
porque "Las penas del joven Werther", son para cortarse las venas.
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