Habrá un antes y un después luego que el Consejo
Anticorrupción entregara su informe sobre probidad a la Presidenta Bachelet, se
acabarán los contubernios entre políticos y empresarios y se exigirá el máximo
de diafanidad a quienes se dediquen a la función política.
Porque los políticos, al igual que por lo
visto sucedería en Chile con las personas comunes y corrientes, serán por fin
translúcidos, casi invisibles, el país dará un salto gigantesco en economizar
tecnología de salud y no se necesitarán Rayos X, ecografías, escáner ni
resonancia nuclear o magnética.
En el Congreso nuestros parlamentarios serán
transparentes, eso sí seguirán etéreos, casi volátiles, un tanto solubles y
como se comprometerán a nunca más tener algo que ocultar en pro de la claridad
en la política optarán por legislar piluchos.
Los más contentos con ello serán los jóvenes diputados
que ya habían optado por empezar a quitarse la corbata y, en lugar de pedir la
rebaja de la dieta parlamentaria, patrocinarán que el Congreso se traslade a la
playa nudista de Horcón. Tienen a su favor que el problema de las boletas
ideológicamente falsas salpicó a muchos, menos a los de la bancada estudiantil
que, como eran universitarios, todavía no tenían iniciación de actividades.
Hay consenso entre los congresistas sean de orientación
religiosa, atea o agnóstica que no se aceptará ni siquiera una hoja de parra,
quien se niegue al nuevo acuerdo naturista quedará automáticamente inhabilitado
y nadie le prestará ropa, porque la política no será más cosa de turbios
arrebujados.
Para evitar un resfriado legislativo colectivo se optará
por trabajar en el periodo de primavera verano y, para que no se diga que se
está desnudando el Congreso, como los compromisos hay que honrarlos y la
probidad debiera alcanzar al amplio espectro del quehacer político, cuando los
ministros vayan al parlamento deberán asistir en pelotas.
Si esta práctica prístina se traslada al poder judicial
está por verse, ya que muchos recuerdan el frustrado intento de imponer en los
operadores del sistema judicial el uso de la toga.
La primera demostración masiva del nudismo ejecutivo y
legislativo será para la Cuenta Pública presidencial, como no se trata de
imponer las cosas los invitados extranjeros quedarán excusados y podrán
asistir, si así lo quieren, en paños menores.
Sin embargo, legislar con el traste al aire, iba a decir
poto pero el cardenal Ezzati y el pastor Soto me acosarían por degenerado,
tiene sus inconvenientes los cuales habría que remediar a tiempo.
El primero, dice relación con la higiene por lo que
habría que instalar duchas comunitarias -tipo las que se hallan en las piscinas
públicas- al ingresar al hemiciclo. Lo otro es la seguridad, para impedir que
los voyeristas copen las galuchas del Congreso los Carabineros serán
capacitados en detectar rápidamente miradas lascivas o extasiadas del público y
desalojarán inmediatamente del edificio a quienes sean descubiertos en extraños
menesteres.
De igual modo habrá que modificar la Ley de Prensa para
estipular que las filmaciones y fotos sean del cuello para arriba o de la
rodilla para abajo, el camarógrafo desubicado o el paparazzi
indiscreto que viole la norma recibirá pena efectiva de cárcel. Igual cosa
sucederá con las grabaciones de audio, porque las trascripciones que se
divulguen por la prensa escrita y radial deberán ajustarse, fielmente, a las
discusiones que se darán en el hemiciclo a grito pela’o.
El canal del Congreso deberá transmitir en horario prime,
sin espacios publicitarios y, aunque no lo crean, será visto por todos
compitiendo por la audiencia con "Morandé con compañía" y las teleseries
turcas.
En aras de la probidad quedará estrictamente prohibido
que parlamentarias y parlamentarios posen para la revista Playboy, Playgirl o
Playgay, pero como ya es tradición que los políticos durante las campañas
regalen calendarios se permitirá continuar con esta práctica siempre y cuando
no copien a los de Pirelli.
Aun así habrá algunos que seguirán sosteniendo la
opacidad de la política y demandarán que lo mejor es que se vayan todos e
ingresen mejor todos los ciudadanos empelotados, pero sería imposible, no hay
edificación que resista, el Congreso se haría estrecho, andarían empujándose,
apretujados y sería un soberano despelote.
Pero aunque se abran las grandes alamedas no pienso
entrar soy friolento, no importando la estación del año me gusta andar siempre
abrigado, mi madre solía retarme que andaba ensillado. Es que soy pudoroso,
tengo tejado de vidrio temo pincharme o cortarme ya que, al igual que varios,
llevo conmigo muchas cosas que ocultar.
A Eugenio Lira Massi.
(Abril 2015)
Comentarios
Publicar un comentario