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Amos ingratos

Si algo nos caracteriza como pueblo es la ingratitud, hasta tenemos un refrán para ello “el pago de Chile”, lo que solo hasta ayer ensalzábamos, hoy lo renegamos, ocurre tanto en el arte, deporte, como en la política, religión o economía.

No obstante muchos son animalistas, ahora le tocó al “Perro matapacos”, porque si el perro es el mejor amigo del hombre, “Matapacos” lo fue de los chicos y chicas del estallido social, pero resulta que ahora varios reniegan de él, dicen que lo encontraban humillante, denigrante, ofensivo y, por supuesto, nadie compartió su icónica imagen en un pin, calcomanía, llavero, tazón, pañoleta o polera, menos en un meme por redes sociales, ni compró a su mascota una pañoleta roja como la del icónico quiltro.

Porque de golpe y porrazo, tal parece que ahora todos preferían a la pacífica “Lassie”, el “Rasca” de Barrabases, el “Washington” de Condorito, o el “Perro Chocolo”, eso sí los más politizados a “Tevito” el simpático perro ratonero de Televisión Nacional, durante la UP, “Cholito” o a “Brownie”.

Y, si alguna vez se encariñaron con “Mapatacos”, argumentarán en su defensa que, en ningún caso, lo fue con el ánimo de injuriar, denostar o humillar a Carabineros, sino presos de un “animus jocandi”, pura intención de bromear, humor negro dirán; aunque más bien fuera burdo, grosero y de mal gusto.

Tal como esos quiltros abandonados por sus amos, que deambulan flacos, enfermos, pulguientos y tiñosos por nuestras ciudades, el "Perro matapacos", deambula abandonado en nuestro imaginario político nacional, a la espera de su triste y solitario final.

 


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