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Natalidad

 Hay quienes sostienen que la fuerte disminución de la tasa de natalidad en Chile, es fiel reflejo de lo nocivo de la política de planificación familiar, impulsada por distintos gobiernos desde los años 60 en adelante.

Si bien no se trata de endiosar dicha política, tampoco hay que demonizarla. Solo reconocer que, en parte, gracias a la planificación familiar, algunas mujeres pudieron ingresar al mercado laboral, su futuro fue más allá que el de ser una fábrica de críos a lo que estaban predestinadas por siglos.

En un país pobre, como el nuestro, donde las necesidades son muchas y los bienes escasos, el Estado pudo llegar con recursos donde no se podría si el crecimiento demográfico fuera muy alto.

Porque los problemas sociales y económicos que tenemos hoy crecerían, exponencialmente, si la población fuera mayor, ejemplo de ello es lo que sucede hoy en Chile con el impacto de la inmigración en el acceso a la salud, educación, vivienda, nos espantamos cuando conocemos las condiciones de vida de los inmigrantes, con hacinamiento y promiscuidad, olvidamos que ello era común en el Chile de los sesenta y persiste, aun, en las viviendas de varios connacionales, por cierto. 

La disminución de la tasa de pobreza ha sido, quizás, posible porque en Chile somos pocos, cosa de ver lo que sucede en países vecinos donde la cantidad de población es mucho mayor. 

La alimentación de una familia no se resuelve con echarle más agua a la sopa, porque donde comen dos, no siempre pueden comer 6 y aunque se piense que se deba traer más hijos al mundo, porque no importa ser pobre si Dios proveerá, en ocasiones, aunque el Señor tenga la mejor de las intenciones, no siempre le alcanza y no puede proveer a todos por igual.

 

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