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Pinochet y el espíritu de la escalera

 Ayer mientras leía la columna de Carlos Peña, titulada "Pinochet, dictador", así, a secas, como tantas otras veces, me sobrevino la desazón por no haber escrito algo así yo también, (guardando las proporciones, por cierto) siendo que incluso ya tenía algunas ideas rondando en mi cabeza. Como la de que con decir Pinochet dictador, bastaría, porque engloba también lo criminal, de hecho todo dictador lo es, está en la naturaleza del ejercicio del cargo; a no ser que pensemos que haya dictadores blandos, de ser  así podríamos estar dando la razón a Pinochet, para quien su dictadura era una dictablanda, en circunstancias que ni siquiera la del proletariado, podría calificarse de tal.

Sin embargo para sectores de izquierda la de Pinochet había que diferenciarla, mientras para la resistencia del MIR la dictadura fue una dictadura gorila, quizás acuñada en esa cercanía entre Miguel Henríquez con el argentino Roberto Santucho, líder del PRT; para el PC, en tanto, fue una dictadura fascista, que es todo lo contrario a una dictadura comunista.

Me sucede en ocasiones, que cuando leo columnas, como si se apoderara de mí algo parecido a lo que Diderot llamaba "L'esprit de l'escalier”, el espíritu o Ingenio de la escalera, una conciencia intranquila, que me hace envidiar cómo no se me ocurrió escribir algo tan formidable antes. Pero, como no navego entre las aguas del renacentismo y el humanismo ilustrado, lucho para no ahogarme en mi vulgar cotidianeidad.  



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