El avance de la tecnología digital está cambiando nuestra vida, y con ello nuestra forma de percibir la realidad, lo que antes estaba lejano lo tenemos ahora al alcance de la mano, casi al instante. Desde nuestro computador, tablet o celular, podemos ser partícipes de lo que ocurre hasta en Catar, experimentar el metaverso o la realidad virtual.
El filósofo y
sicólogo, Paul Watzlawick, miembro de lo que fue la Escuela Invisible de Palo
Alto, California, Estados Unidos, a fines de los años setenta publicó el libro “Es
real la realidad”, donde analiza que la realidad es resultado de la comunicación
“la más
peligrosa manera de engañarse a sí mismo es creer que sólo existe una realidad;
que se dan, de hecho, innumerables versiones de la realidad, que pueden ser muy
opuestas entre sí, y que todas ellas son el resultado de la comunicación, y no
el reflejo de verdades eternas y objetivas” afirma Watzlawick.
En la actualidad las
redes sociales propician interacciones sociales, no solo entre los jóvenes,
sino también entre personas de la tercera edad, evitando que esta ultimas
caigan en el aislamiento propio de la jubilación que daña la salud mental.
Néstor, un jubilado
del magisterio de Natales todas las mañanas se sienta ante el computador
para ver su Facebook y compartir con amigos de su infancia en Rilan y compañeros de la Escuela Normal, puede leer La
Estrella de Chiloé, como nunca enterarse de lo que pasa en su tierra natal y
revisar los periódicos magallánicos La Prensa Austral y El Pingüino. Por
economía ha optado por medios electrónicos en lugar de la habitual edición
impresa que compraba en la Tienda Stipe, después de las 11 de la mañana, horario
en que llegaban los diarios de Punta Arenas a Natales.
Como la vista le
está fallando, ya sea por los años, como por su negativa a ponerse las gotas y
los anteojos que le recetó un joven oftalmólogo porque con el que se trataba
falleció hace rato, médico que según él sí que sabía y no este muchacho que solo lo reprende porque él no sigue sus indicaciones, ahora Néstor ve la televisión también desde su computador, como de hecho
lo hizo durante el mundial de Catar.
Él disfrutaba la final
del mundial desde su computador en el living, mientras el resto de su
familia lo hacía en la televisor del
comedor.
-Papá, va 2 a 1 ganando
Argentina-, le fue a comentar su hija.
-¡No! van 1 a 1- le
respondió Néstor.
-¡2 a 1! –insistió
su primogénita. Si lo estoy viendo en la cocina.
-¡Te estoy diciendo
que 1 a 1- le recriminó ya un tanto molesto.
Al acercarse la hija
al computador con sorpresa y tristeza le dijo.
“Papa, lo que tú
estás viendo es un juego de video, no el partido”.
Néstor, dudó un instante
si lo que su hija le decía era cierto, refunfuñó, se levantó del escritorio y
se fue al patio, caminó entre las melgas de papa, agarró el gualato, sacó una
que otra maleza, se detuvo, cruzó de brazos, los afirmó en el mango del gualato y, en lugar de lamentarse
porque estaba viejo, reconocer que veía poco y nada y se estaba autoengañando, lo asaltó una profunda
inquietud, pensó en mundos paralelos y más de 40 años que Watzlawick lo hiciera en Palo Alto, desde
Natales, Néstor se preguntó: “Es real la realidad”.
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