La otra vida de Joe Gould

 Estoy leyendo “El secreto de Joe Gould” de Joseph Mitchell, no sé si lo han leído, es fascinante, pienso si acaso todo dipsómano, sin conocer al personaje, es un poco la reencarnación de Gould.  

El libro me hizo recordar que de joven solía ir al bar del Moise en Temuco, confiado que la caridad parroquiana financiaría la borrachera, me acercaba a conversarles a desconocidos y mendigaba cervezas, podía yo ser entretenido y ameno, aunque al final aflorara el charlatán petulante y arrogante, varios se contenían para no aforrarme.

Recuerdo, como si fuera ayer, la vez que, en un burdel puntarenense, con un grupo de jugadores de la selección de futbol de Natales que participaban del campeonato nacional amateur en Punta Arenas, bebimos hasta la mañana y al son de las piscolas le comentaba a un amigo que lo que vivíamos era la historia real que había que relatar o filmar, en esos años lo de escribir no me alcanzaba ni para intentar garabatear un par de letras, en la actualidad, puedo, al menos con mucho esfuerzo completar una frase. 

Años después supe de Bukowski y su literatura de alcantarilla, gracias a la cual acabó siendo un triunfador. Si me dieran a elegir, entre Chinaski o Joe, me siento más cercano a este último, será porque hubo instantes de mi existencia, como la de muchos, en que, sin saberlo, fui, en parte, la otra vida de Joe Gould, para luego sucumbir a la comodidad burguesa.