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¿Se puede vivir sin miedo?

 Aun cuando  el miedo está grabado en nuestro cerebro desde los principios de la humanidad, en un acto poético - o demagógico- los candidatos de la UDI al Consejo Constitucional en el documento Eje de campaña para el proceso constitucional proponen  que el texto constitucional garantice el derecho a vivir sin miedo.

Es difícil vivir sin miedo, como propone el buenismo de los candidatos UDI, porque el hombre, tal como las bestias que pueblan la tierra, convive con sus miedos a diario y cuando no son patológicos ni se convierten en fobias, sirven para estar alertas y reaccionar ante el peligro.

Porque hay quienes tienen un miedo irracional a algún animal, a las alturas, tormentas, otros a las lluvias, a conducir, a volar, a los espacios abiertos o a los cerrados, incluso a ruborizarse.

Los artistas temen sufrir pánico escénico y algunas personas sufren crisis de pánico.

El niño teme desobedecer al padre, el alumno a reprobar una prueba, el infiel a que lo pillen in franganti. Se teme a los muertos, pero más a los vivos, a fantasmas, zombies y extraterrestres; al Trauco, Chonchón y al Caleuche.

Los amantes del cine de terror temen a Nosferatu, Leatherface, Freddy Krueger y a Chucky el muñeco diabólico.

Y, salvo que uno tenga alma de mártir, tememos a la muerte que es algo inevitable.

Se siente temor a ser víctima de un delito, que debe ser de los miedos peores, para disminuir aquello el Estado debe asegurar que más miedo tenga el delincuente de cometer uno, ser detenido, juzgado, condenado y encarcelado.

Si hasta el cristianismo se expandió imponiendo miedo al castigo del día del juicio final, basta un paseo por el museo de la Iglesia San Francisco, en Santiago, para percibir el miedo que durante la colonia debió significar ir contra los designios de la Cruz.   

Por ello es curioso que militantes UDI, el partido más confesional de Chile, más aún que los democristianos -que ya no se persignan ni cuando pasan frente a una parroquia- propongan garantizar el vivir sin miedo, es como liberarse del miedo a la ira de Dios y un llamado intrínseco a pecar, sin temor de pasar una eternidad en las brasas del infierno.

Pero es muy noble la intención de querer garantizar a la población el vivir sin miedo, más todavía viniendo de sectores ligados a la UDI, partido que tiene raíces en una dictadura que durante 17 sembró el terror, aunque es un imposible por más que lo consagre el texto constitucional, porque, a diferencia de lo que cree Fito Páez, sí se puede vivir sin amor, sin embargo, no se puede vivir sin miedo, si hasta el "Gitano"  Rodríguez que no naciendo pobre, siempre tuvo “un miedo inconcebible a la pobreza”.

También tengo los míos, y son muchos, soy por naturaleza miedoso, de cobarde e inseguro suelen tildarme, de todos a lo que más temo son a mis demonios que me acechan a diario y, por supuesto, a un insondable miedo al ridículo, pero este  último intento superarlo, sin mucho éxito, escribiendo estúpidas columnas o idiotas comentarios.

Comentarios

  1. Nada de estúpida ni de idiota esta genial opus

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  2. Muy cierto lo que señalas querido Pepe

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  3. Esta de miedo tu escrito, Decrépito Burgues

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