Como todos los sábados, antes de que den las 12 de la noche, el mandatario esperó impaciente la llegada del correo con la edición dominical adelantada del diario El Mercurio del día siguiente, antes que la bocina del celular avisara ya estaba abriendo el archivo.
Pulgar e índice inquietos lo
recorrieron presurosos leyendo solo los titulares, para detenerse, como
acostumbraba, casi como quien acude a escuchar el sermón del cura en la misa
del domingo, en la columna de opinión del ilustrado académico, abogado de
profesión y periodista de oficio.
Mientras la noche despuntaba la leyó lentamente digiriendo cada una
de las palabras, puntos y comas, a diferencia de otras
veces, si bien se sintió aludido, un dejo de satisfacción le inundó cuando leyó
la última línea en la que el columnista, a través de la pregunta de
“Raymod Aron que solía aconsejar a quienes
criticaban el manejo del Estado: ¿Y qué haría yo en su lugar?”, le
conminaba a interrogarse si estando en el lugar del presidente
Piñera o de la Presidenta Boluarte, cómo habría actuado “frente a las masas que
intentan imponer su voluntad mediante la violencia y desconocen las
instituciones”, tal cual ocurrió en Chile el 2019 y actualmente sucede en
Lima.
El remate del texto le pareció débil,
esperaba una crítica más elaborada del columnista, sonrió, suspiró como cuando
alguien vence a su oponente, porque la respuesta era obvia “estar con el pueblo
y salir a protestar”, murmuró, luego, apagó el celular, se dio media vuelta
y, después de muchas madrugadas domingueras, esta vez pudo descansar.
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