No cabe duda que la detención de Héctor Llaitul, por una causa del año 2020 por Ley Interior de Seguridad del Estado, es un golpe de autoridad de efecto positivo para el gobierno, genera sensacion de orden y seguridad, que potenciará la opción del apruebo.
Los delitos que se le imputan son hurto
de madera, atentado contra la autoridad y usurpación, delitos que en contexto
normal el imputado podría no quedar en prisión preventiva, pero como son bajo
ley de Seguridad Interior del Estado se agrava la pena.
Pero si tras la formalización de cargos contra el líder de la CAM, el juez de garantía no decreta la prisión preventiva, sino otra medida cautelar como arresto domiciliario, firma, arraigo regional o prohibición de acercarse a la víctima, sería, entonces, un duro golpe para el gobierno, porque el votante lego no suele diferenciar entre poder judicial y poder ejecutivo, dejar en libertad a Llaitul lo percibirá como culpa del gobierno.
Se da así la particular situación (no sé si paradoja o contradicción) que quienes están por los derechos sociales, el
estado plurinacional, desmilitarización de la Araucanía, fin del estado
policíaco, restricción de la prisión preventiva y de la ley de seguridad
interior del estado en dicha zona, hoy ruegan que el peñi Llaitul quede preso,
para no afectar las posibilidades de triunfo del apruebo, caso contrario mejor
no haberlo detenido.
Tenía razón el Presidente Boric cuando
dijo: “otra cosa es con guitarra”.
🎸🪕🎻
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