Fue el viernes, esperó el término del seminario y se acercó al expositor
-“Disculpe ¿puedo
hacerle una pregunta”’, dijo.
-“Por supuesto”-
-“La señora Milagros
es…”
- “Sí, la hermana”, le
contestó el funcionario de la Corporación Opción, le sorprendió que le respondiera sin dejarle
terminar la pregunta.
Volvió a casa con una imagen que creía olvidada, la de un video ochentero, es una locación de campo, de fondo unos arbustos, silbidos de pájaros, de pie un joven de camisa roja, pelo y bigote negro, una ténue brisa le acaricia el rostro, camina hacia la cámara y dice “Mi nombre es Jecar Neghme, soy uno de los tantos luchadores por la libertad y la democracia que hay en Chile y miembro del comité central del Movimiento de Izquierda Revolucionaria MIR”.
Buscó por internet
archivos de la época y se reencontró con el video, también con aquella imagen de Águeda Sáez, pareja de Neghme, donde señala “yo lo dejé un par de horas antes
caminando en el centro de este Santiago y
lo encontré desnudo, tendido en un charco de agua y sangre, que aún
tengo en mis manos, mirando las estrellas”, porque Jecar Neghme fue asesinado
el 4 de septiembre de 1989, once meses después del triunfo del No, el último
crimen político de la dictadura militar.
Piensa que por estos
días el 4 de septiembre está más que presente, no por recordar a Jecar, ni
porque un 4 de septiembre de 1970 fue el día de
victoria de la Unidad Popular, sino porque el 4 de septiembre será el
plebiscito constitucional.
El sábado, fue al centro
de Punta Arenas y le pareció distinguir
a una joven que entregaba volantes a los automovilistas, se acercó y le
preguntó.
“Disculpe ¿usted es
Javiera Parada Ortiz?”
“Si contestó”,
cortésmente ella.
Javiera Parada, es hija
de José Manuel Parada asesinado por la dictadura militar el año 1985 y su
abuelo materno Fernando Ortiz fue detenido desaparecido el año 1976.
-“Mucho gusto en conocerla,
le puede dar saludos a su madre, la conocí el año 2000, cuando trabajé en el
Conace, pero no creo que se acuerde de mí”, le dijo
-“¡Gracias! se los
daré en su nombre”.
Se despidió, no sin
antes desearle mucho éxito en su cruzada, lo mismo hubiera hecho si se
encontraba con los miembros del bando contrario.
Ocurre que es un ser
contradictorio, siempre ha sido así, aunque le reprochan ser indeciso, este
domingo si de algo puede estar seguro es sentirse cercano a Jecar y Javiera, nostalgias de viejo nada más.
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