Vivimos la era de la instantaneidad, todo va y viene, "los días van tan rápidos ", dijo Gonzalo Rojas.
De que todo se diluye, toca
hasta el clima, nevó en Punta Arenas, pero en la noche llovió, subió la
temperatura y la nieve desapareció, duró menos que cariño de invierno,
solo para recordarnos que vivimos en el extremo austral, fue más
fugaz que paso de cometa o de aprobación presidencial.
Trajo, por cierto,
incomodidades se cortó el agua y olvidé dejar, como antaño, una olla bajo la
canaleta para recolectar.
Peor que si fuera fans de
"Supervivencia al desnudo" o de "Hombres de Alaska", no me
pude duchar, no me alcanzó ni para asearme con un trapo mojado en
un lavatorio enlosado, pero como para mi decrépita comodidad burguesa de
mucho sirve la modernidad, está esa nueva costumbre capitalista de tener
toallitas húmedas desechables que, a último momento, me vinieron a auxiliar.
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