La cola del pan es socialista, nos hace iguales, desde el empresario que todas las mañana lleva un kilo calentito a casa para desayunar, al obrero que compra dos hallulas para matear; si un mendigo se acerca a comprar cedemos nuestro lugar o, si ya compramos, compartimos un pedazo con él, porque malnacido es quien niegue un mendrugo de pan. La costumbre indica que debemos esperar paciente nuestro turno , nadie se atreve a adelantarse, salvo que uno sea discapacitado, embarazada o anciano, ahí lo damos con gusto e, incluso, le acompañamos hasta la dependiente para que se atienda primero, luego uno vuelve en silenciosa procesión a su lugar. La mayoria de las personas mientras esperan lo dedican a tuitear, ver internet o wasapear, tambien se dan encuentros fortuitos e interacciones entre las personas, como la que presencié el otro día. -¡Hola! ¿cómo estás?-decía uno. -Buenas tardes- le contestaba, cortésmente, el otro. -¿No te acuerdas de mí? soy el papá de Juan, era
Crónicas, columnas, semblanzas y otras escrituras ideológicamente falsas