La tentación por querer
cambiar el mundo es un rasgo juvenil, al igual que no hacer caso a las normas sea
que estén o no escrituradas.
No fue entonces más
que sucumbir a esa tentación lo que sucedió a Francisco Figueroa, jefe de Gabinete de la Ministra de Bienes
Nacionales en el Patio de Los Naranjos, al arrancar una naranja no hizo más que reescribir de
manera libre, por cierto, versos del poema La Tentación del colombiano J. A. Márquez que
desde niño nos enseñaban en las escuelas “Que linda en la rama la naranja se ve/ es mío este patio/ es mío lo sé/ y yo
de esa fruta quisiera comer/ Gabriel está lejos/ Camila no me ve/ no hay más compañeros/ ¡quién lo ha de saber!…"
Curiosamente el jefe
de gabinete lo es del Ministerio de Bienes Nacionales, por lo que su conducta puede
generar un debate sobre bien público,
goce y usufructo, aquí no cabe hablar de justo precio, ya que si La Moneda es
La Casa de Todos, ello incluye también al patio, digo yo, porque si uno no puede arrancar una naranja, que con esto
de la inflación hasta en la feria están caras ¿quién es el privilegiado que se
las come? Ya que usted compañero Presidente Boric, no creo que sea.
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