Son malos tiempos para las plumas de Peña, García Huidobro, Tironi, Mansuy, Covarrubias o Warnken, pero buenos tiempos para mí porque al rechazarse en la Convención Constitucional la propuesta de derecho de autor y propiedad intelectual y de mantenerse tal rechazo, ya no maldeciré cuando lea sus columnas en El Mercurio y acabará esa envidia que me carcome por no habérseme ocurrido a mi antes, ya que sin vergüenza podré, al fin, insinuar por redes sociales que las escribí yo.
Si bien el rechazo al derecho
de autor traerá miseria y cesantía para los negros, ese personaje de la literatura, al
que se le paga para escribir textos que firmarán otros, puesto que ahora
deberán hacerlo gratis, su mal contribuirá a la democratización del
conocimiento porque anónimo será el autor más prolífico.
Los estudiantes porros podrán
hacer copy/paste a destajo, el horrible formato APA estará acabado, citar
tampoco será necesario y las memorias y tesis de grado habrán terminado.
Las patentes universitarias,
ese negocio privado al que anhela toda universidad, sea pública o privada, ya
no existirán más. Los recursos del Fondo de Cultura para premiar autores serán
para cubrir otras necesidades y el Departamento de Derechos de Propiedad
Intelectual será cerrado, las radios no deberán pagar por reproducir las
canciones porque, de ahora en más, la autoría será colectiva, es decir de todos o sea de ninguno.
Noooooo?
ResponderEliminarEspantoso. Apruebo igual
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