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Vívido

Tenía el hábito de tomar desayuno leyendo el diario y comentar con su esposa las noticias,  que mantuvo a pesar de la crisis de los medios de comunicación impresos, porque se compró una Tablet y con el dinero que antes pagaba por el ejemplar de papel se suscribió a la edición digital de su diario preferido “porque no es un hombre racional el que no comienza el día estando informado”, solía argumentar.

Todavía con el cabello húmedo por la ducha, se sentó a la mesa de la cocina y encendió la Tablet, mientras se cargaba sirvió el café y tostadas con miel para él y su esposa que acababa de sentarse a la mesa, ella agradecía que después de treinta años de casados siguiera siendo tan atento como cuando se conocieron.

Bebió un sorbo de café, tocó la Tablet y abrió la página del diario, la recorrió e hizo link en una noticia que lo alarmó “Sujeto golpea y deja grave a su mujer, tras soñar que le era infiel”, leyó en voz alta.

"¿Cómo pueden existir tipos tan miserables con celos patológicos?”, dijo a su esposa, moviendo la cabeza en señal de desaprobación.

“es que a veces uno tiene sueños vívidos que parecen reales”, comentó ella.

La escuchó en silencio, dejó la Tablet en la mesa, se paró y salió por la puerta que daba hacia el patio, corrió hasta la leñera, cogió un hacha y volvió a la cocina, entró jadeando, miró fijamente a su mujer y a la tablet, levantó el hacha y la partió en dos.  

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