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González ni Tapia

Para un observador europeo la elección de segunda vuelta presidencial le sonará familiar, como estar en Europa, porque los candidatos son Boric Font versus Kast Rist, y no hay entremedio González ni Tapia.

Tal lectura de los nombres en la papeleta del voto, capaz  dejó a varios en blanco que los llevó a hacer lo mismo con su sufragio.

Otros, que en secreta rebeldía en la primera vuelta con más candidatos anularon, si en la segunda no los sedujo que los candidatos se volvieran tan moderados que parecen almas gemelas, ni menos aquello de votar por el mal menor, porque estamos ciertos que el bien mayor es una quimera, por convicción intima a su primer voto quizás votaron  igual.

A diferencia de otras elecciones, aunque algunos digan que es la elección más polarizada desde el triunfo de Aylwin, me declaro observador participante, tanto que de hecho voté, pero no por ello militante, será gracias a la Sertralina, digo yo, lo cual trae sus ventajas, porque si bien por deformación profesional, o por puro apetito morboso que algo queda, aunque estaré atento a los resultados, no explotará la rosácea, ni tomaré 15 tazas de té, ni se volverán irresistibles las ganas de fumar, no se me subirá la presión, ni reventará la arteria del corazón. El caso es que mañana lunes la marraqueta me sabrá igual, ni una linea de expresión marcará mi rostro, porque no me sentiré ganador, pero no por ello perdedor.

 

Y no es que sea un ser híbrido, palabra tan de moda en estos tiempos, sino que de un tiempo a esta parte pretendo seguir los consejos de Pietrangelo Buttafuoco “Cuando gobierna la derecha soy de izquierda, cuando gobierna la izquierda soy de derecha’”.


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