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Pandora Papers

 No queda claro si la carta del señor Gerardo Varela, ex ministro de Educación del Presidente Piñera, que El Mercurio titula Caja de Pandora o hilo negro, es una defensa tenaz o un ataque artero al actual mandatario, porque según Varela "Ciper no abrió  una caja de Pandora sino que -cual mago de cabaret-sacó unas flores marchitas de un sombrero viejo y quiere que lo aplaudan". 

Y no es porque uno se las venga a dar de filósofo para sostener que “la escala de la virtud política no es equivalente a la escala de la riqueza",  como señala Carlos Peña en su columna  “Piñera riqueza ¿y virtud?”, publicada el 19 de marzo 2017 en El Mercurio o, de puro envidioso, se crea a pies juntillas aquella frase atribuida a Balzac, de que detrás de toda riqueza se esconde un crimen, sino más bien como son archiconocidas las históricas pasiones bursátiles que en el transcurso de su vida se apoderaron del Presidente Piñera, recae en su figura una  "Sospecha condescendiente", es decir "esas sospechas levemente paternalistas que sienten a veces los mayores cuando adivinan que uno de sus hijos, inmoderado e incontinente, repitió por enésima vez el mismo acto reprochable. Una sospecha condescendiente -eso que partidarios y detractores sienten respecto de la conducta del ex Presidente- es un reproche acompañado de una extraña forma de resignación" de la que habla Carlos Peña, en su columna "Sospecha condescendiente" del 20 de noviembre de 2016; sospecha que, por cierto, es más vieja que el hilo negro.  

La paradoja está en que esa imagen prefigurada negativa que se tiene de la conducta económica de Sebastián Piñera, lo salvaría de ser juzgado por los Pandora Papers, ya que por el principio de non bis in idem a nadie se le debe juzgar por un mismo hecho dos veces y en la memoria colectiva la probidad del mandatario, desde mucho antes de que sea presidente, es ya, cosa juzgada.  

 

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