Se legislará, enhorabuena, el matrimonio igualitario, seremos libres de contraer o no los “sagrados” votos, aunque se oponga la iglesia, con quien nos plazca.
Estaremos a la vanguardia
de esa pequeña lista de países que legislaron al respecto, ni siquiera la
constitución boliviana que muchos citan como ejemplo de Carta Magna igualitaria,
respetuosa de la diversidad y
antineoliberal, por antonomasia, reconoce el matrimonio entre personas del
mismo sexo, habla si de uniones civiles, algo así como el acuerdo de unión civil en
nuestro país.
Pero, como somos un país de contrastes,
tanto que tenemos desde el desierto más árido del planeta, hasta la Antártica el
lugar más frío del mundo, al tiempo que somos liberales en algo, somos conservadores
en otro. Prueba de ello es que un grupo de parlamentarios presentó un proyecto para volver al voto
obligatorio; de aprobarse engrosaremos, otra vez, esa también pequeña lista de países
en los cuales se va obligado a sufragar
Se plantea, con toda razón, que más
gente votando traerá mayor representatividad a quienes sean elegidos, de lo contrario
corre peligro el actual sistema democrático, no obstante las grandes
democracias de occidente no obligan a votar y el sistema perdura.
Si en las elecciones está votando la
mitad o menos de la mitad del padrón, la
obligatoriedad y el temor a ser multado inhibiría el deseo racional de los
ciudadanos de quedarse en casa ya sea porque los candidatos no los convencen, no
se sienten parte de ellos o porque piensan que es irracional “creer que un voto puede cambiar o influir el
curso histórico en un mar de millones”,
como señaló Carlos Peña en una columna el año 2013.
Pero los acontecimientos de los últimos
años demostraron que en el país, así como hay pocos votantes hay también menos respeto a las normas, ya sea por lo sucedido
durante el llamado estallido social, como durante la pandemia, no se respeta
a la autoridad, ni toque de queda ni cuarentena y poco importa ser sancionado o
multado.
Si ni por temor a contagiarse de Covid19 y, lo que qué es peor, contagiar a los demás, se respetó lo de quedarse en casa, nada asegura que a futuro se respete la obligatoriedad de ir votar, a no ser que se tenga un estímulo material para hacerlo, pero aquello sería cohecho.
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