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La inmunización política

 Nadie puede desconocer el exitoso proceso de vacunación que se lleva a cabo en nuestro país, gracias a la atención de salud primaria municipal  se pueden  vacunar muchas personas. Con el Programa Nacional de Inmunizaciones del Ministerio de Salud, en Chile vacunarse es ya  una tradición.

Desde que nacimos del vientre materno somos vacunados, nuestro primeros sollozos ya no son por la antigua palmada en el trasero que daba la matrona, sino por efecto del pinchazo y, para que no lo olvidemos y nos vayamos acostumbrando a ser niños sanos, nos vacunan a los 2, 4 y 18 meses edad.

Una de las primeras frustraciones  infantiles es  comprobar que si uno creía que al ingresar a la escuela las vacunas habían acabado, estaba profundamente equivocado, porque como socialización y vacunación van de la mano, junto a las primeras letras del abecedario volvemos a ser  inoculados para que, por lo menos, aprendamos que aguja comienza con A.

Quién no recuerda el terror que sembraba en Primero, Cuarto y Octavo Año Básico, el rumor "hoy vienen a vacunar", el espanto y griterío en la sala de clases cuando, de improviso, ingresaban las, por lo general, mujeres de delantal blanco y pantalones azules; varios arrancaban, entre ellos yo, por cierto, más que por temor a la jeringa a la vergüenza de que los compañeros lo vean a uno tiritando y llorando, incluso antes que la aguja penetre en el brazo. Desde hace unos años a las mujeres les toca por partida doble, porque en Cuarto y Quinto año las vacunan contra el virus del  papiloma humano.

Las vacunas previenen a los infantes de enfermedades graves que pueden causar la muerte o dejar secuelas, como hepatitis B, difteria, tétanos y tos convulsiva, influenza o poliomielitis, sarampión, rubéola y paperas, por nombrar algunas.

Pero, también se vacuna a las embarazadas a los 28 meses de gestación, contra el tétanos, difteria, tos convulsiva y, a los mayores de 65 años, contra la influenza, aunque hoy está extendida a otros grupos de la población.

Está claro que a los chilenos nos gusta vacunarnos, como hoy en día nuestras familias son interespecies, que me perdonen los animalistas, sé bien que hay que ser franciscanos y considerar a perros, gatos y pajaritos, no una propiedad sino que nuestros hermanos, pero no es un buen amo quien no tiene a su mascota con tarjeta veterinaria de vacunación al día.

Circula el chiste de que era obvio que el gobierno del Presidente Piñera, gestionara eficazmente la vacuna contra la Covid-19, porque desde el año 2018 tiene a los chilenos vacunados, pero, para que dicho chiste sea, tal vez, pieza de humor verdadero puesto que, como dice Umberto Eco, “Sonreímos porque nos sentimos tristes de haber descubierto, aunque solo por un momento, la verdad. Pero en ese momento somos demasiados sabios para creerla. Nos sentimos  tranquilos y calmados, un poco enojados, con un matiz de amargura en la mente”, valga recordar que dicha vacuna fue en dos dosis el año 2010 y el 2018 y, por cierto, en el brazo derecho, porque el año 2006 y 2014, nos correspondió la otra vacuna, en el brazo izquierdo. Solo agregar que si bien existen los grupos antivacunas en el país, son minoritarios, porque al vacunatorio, vamos de voluntarios.     

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