A Javier Solís Uribe, abogado, escritor, ex seremi de Economía, otrora militante democristiano y hoy candidato a constituyente en Magallanes, le debe encantar el título de la novela de su colega, Eugenio Mimica Barassi “Un adiós al descontento”, que se acaba de reeditar.
Ello, porque en entrevista
con La Prensa Austral, señaló este lunes “la clase política debe entender que si
este proceso no se desarrolla como la ciudadanía
espera y la gente no puede volver a sonreír, la posibilidad de un segundo
estallido, mucho más violento, es cierta”.
Pero ¿por
qué aspirar a tan poco? digo yo, por qué
no exigir a la clase política que la gente ría y lo haga carcajadas, porque si
la risa es remedio infalible como aseguran las Selecciones del Reader’s Digest,
para evitar otra crisis social, mejor que la Constitución la redacten los cómicos
regionales Rolo y Centella.
Sobre todo
si, como Solís asegura “en este proceso hay 100 personas que dicen ser
profesores de Derecho Constitucional, pero si fuera requisito, mejor llamarlos,
ahorrarnos la plata, sentarlos y que se pongan de acuerdo para hacer la nueva
Constitución”.
Que no se malinterprete
¡por favor! no digo que la Carta Magna sea un chiste ¿o sí? ni los candidatos payasos
ni que las sedes partidarias y comandos parezcan carpas de circo, aunque allí algunos
se esmeren por hacerlas de Tony.
Pero, como desconfiamos de
la política, quién nos asegura que los candidatos que nos resulten simpáticos guarden
en el fondo una tristeza peor que la de Garrick “actor de la Inglaterra el
pueblo al aplaudirlo le decía ‘eres el más gracioso de la tierra y el más feliz’
y el cómico reía” y, como sociedad, en lugar de reír, acabemos llorando.
Sin
embargo, la propuesta de Javier Solís, no se debe tomar a la ligera,
considerando el éxito que tiene Beppe Grillo, fundador del Movimiento 5
Estrellas en Italia y Volodimir
Zelenski. Presidente de Ucrania.
Puede que Javier Solís,
no saque muchos votos, pero sí más que una sonrisa, después de todo el nombre
de su lista “Magallánicos no neutrales”, de solo pronunciarlo resulta gracioso.
Gracioso, no neutrales.
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