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“Lucas, Lucas, Lucas ¿Qué te ha sucedido?”

El ministro de Economía, Lucas Palacios, debe ser casi un  evangelista del laburo, un trabajólico y su libro de cabecera “Trabajos y días” de Hesiodo, por cierto.

Para él, lo del trabajo a distancia o por vía remota, debe resultar una farsa, de otro modo cómo explicar sus declaraciones de que los docentes buscan evitar de cualquier modo volver al trabajo presencial. “En el caso de los profesores, llama la atención que busquen por todas formas no trabajar… Es un caso único en el mundo y yo diría que de estudio”, dijo, lo que es igual a decir que los profesores no quieren retornar a clases presenciales, más por flojera, que por temor al Covid-19.

Pero, si por un momento Palacios tuviera razón, el  año escolar 2020, resulta entonces que nunca se impartió, porque los educadores no trabajaron, ni tampoco los educandos aprendieron, ya que las lecciones y exámenes no se tomaron, por ende, nadie pasó ni repitió de curso, padres y apoderados  deberían demandar al Estado por negarles el derecho a la Educación a sus pupilos.

Los dichos de Palacios tuvieron inmediata repercusión, tanto el magisterio como la oposición exigieron su renuncia, obligaron al gobierno a salir a extinguir el incendio auto provocado y hoy tiene al ministro Palacios, más que preocupado de la economía, ocupando toda su creatividad poética -porque Lucas Palacios es poeta, el año 2015 publicó el poemario Lunavela- para desdecirse y señalar que nunca quiso decir que los  profesores son flojos, aunque, trabajólico como es, piense para sus adentros que es un exceso que los maestros tengan durante el año vacaciones de invierno y verano.

Porque “Tengo una vocación social que me ha enseñado lo importante de aprender a comunicarse con los demás. La poesía es un regalo para eso”, habría señalado en el lanzamiento de su libro el año 2015, según consigna el artículo “5 estrofas de 'Lunavela', el libro de poesía del ministro Lucas Palacios”, del 2 de marzo del año 2020, disponible en la plataforma digital de www.cnnchile.com.

Quienes conocen a Lucas Palacios, deben pensar que fue esa veta poética la que le jugó en contra, luego que la semana anterior la diputada Catalina Pérez, dijera que fue una metáfora aquello de “cómo quieren, que no lo quememos todo” y, como la envidia es frecuente en círculos poéticos, Lucas Palacios, para no ser menos, no se contuvo y fue el hablante lírico, quien se apoderó del ministro de Economía.

Lo anterior, sin duda es un caso digno de estudio, pero no de mala praxis política, sino más bien de análisis literario; para el ministro Lucas Palacios, apropiado sería recordar las palabras de Hesiodo en el libro Primero de Trabajos y Días  “¡Oh Perses! retén esto en tu espíritu: que la envidia, que se regocija de los males, no desvíe tu espíritu del trabajo, haciéndote seguir los procesos y escuchar las querellas en el ágora”.


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