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El rebrote


El comportamiento del Covid-19 en Punta Arenas, es muy particular, como si estuviera adelantado, pero no solo porque la región tenga una horario diferenciado, sino como desde el Estrecho de Magallanes se mira a Europa, el virus llegó antes, lo trajo en noviembre, diciembre o enero algún anciano turista europeo de uno de esos cruceros que suelen visitar la Perla del Estrecho, donde se desembarcan pasajeros para ir en tur frenético a la Octava Maravilla del Mundo (Las Torres del Paine), no sin antes tomarse una postal en el Monumento de la Plaza Muñoz Gamero, cumpliendo el rito de besar el dedo gordo del pie del indígena Ona, para tener suerte y regresar un día a la capital de la Patagonia, porque ocurrió que si bien el turista se fue, el coronavirus se quedó.
Punta Arenas fue también de las primeras ciudades donde la pandemia generó alarma, pegó fuerte y tuvo que ingresar antes a cuarentena prolongada;  se puso a prueba el sistema de traslados de pacientes al norte del país y, con gran éxito, innovadores procedimientos médicos para tratar a los pacientes graves, la experiencia acumulada por el personal de salud  del Hospital Clínico Regional llevó a que un grupo de técnicos y profesionales acudieran al Hospital de Calama para apoyar en la atención de pacientes Covid.
Fue de las primeras en dar los primeros pasos para el desconfinamiento, pero, como era de esperarse, si el virus llegó antes, también lo sería el rebrote, debió, entonces, retroceder y hoy se encuentra en el pico histórico de contagios, pero, también, de pacientes asintomáticos. El sistema de salud dice estar preparado, si bien existe  mejor  trazabilidad de los casos, no es suficiente y se atribuye el contagio a personal de plantas pesqueras que llegaron del norte del país o clúster familiares de contagiados.
Pero, más allá de que el comportamiento del virus durante el rebrote pareciera no ser tan grave, de hecho, hasta ahora son pocos los pacientes que requieren hospitalización o llegan a la UCI, lo que más intriga a los expertos de salud y cientistas sociales, es por qué si el nivel de contagios es más alto que al inicio de la pandemia, no se ven caravanas de vehículos, ni se escuchan cacerolazos, ni grupitos en la plaza criticando al gobierno y exigiendo “¡cua-ren-tena, cua-ren-tena, cua-ren-tena!”, aunque no fue necesario porque la cantidad de contagios fue tal que el gobierno, para desazón de los magallánicos, la tuvo que volver a decretar. 
Así, entonces, sin ser experto en bioestadística o cosa que se le parezca, uno puede pronosticar que cuando Magallanes retome los pasos para el desconfinamiento, en el resto del país se volverán a encerrar. 

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