El cementerio está repleto de hombres buenos, solo es cosa
de leer las lápidas de las necrópolis para comprobarlo, pareciera que los malos, a diferencia de lo
que acontece en las películas, nunca mueren.
Como estos días de encierro, no es que vea la vida de otra manera, sino
con los mismos ojos, los únicos que tengo por lo demás, pero cuando pase este
enclaustrado otoño invernal -¡Dios no lo permita que sea literal!- por
cierto que habré cambiado, si no me cuido, un poco más gordo, quizás. Esa nueva primavera chilena que surgirá como del ingenio de Disney, que algunos sueñan les dará la
bienvenida tras la cuarentena, me encontrará más parecido al conejo Tambor que
a Bambi.
Pero tal como antes, y no porque con la cuarentena se me hiciera un hábito de esos difíciles de quitar, seguiré callado, conversador
silencioso, pero igual de odioso y cargado de culpas, trancas y envidias secretas, como el que
más; tal vez un poco más huraño que de costumbre, pero será por causa de la
edad, lo cual es normal.
La cuarentena no me volverá, ni más bueno, ni más malo, ni más corriente, ni más excéntrico, ni saldré de esta con una lista de las 10 cosas que debo hacer
antes de partir, porque de escribir una lista sería infinita y ni aunque viviera mil años la cumpliría.
Tampoco un hedonista, que se dedique lo que queda de vida a
satisfacer placeres caros; si bien soy un tipo de gustos sencillos y baratos, con un té y un completo quedo encantado, aunque lo niegue sigo siendo recatado y espero no sumar a la curva de aumento
del consumo de drogas y alcohol, que el Servicio Nacional para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de Drogas y Alcohol pronostica ocurrirá en el país, porque ya bebí bastante “la cuota de mi
generación y la de varios más”, por parafrasear al poeta lárico Jorge
Teillier.
Menos un ser osado, reconozco que la cobardía es y seguirá siendo mi
debilidad, por lo que nada de ambiciones políticas. Porque la audacia para
el hombre político es primordial, nadie más temerario que el Presidente Piñera,
todavía ni estamos a mitad de la cuarentena y ya dijo: “Este va ser
un año duro, pero Chile va ser de los países que van a recuperarse más
temprano”, aunque ello suene más a buenos deseos de Semana Santa que osadía.
Ahora bien, si por cualquier circunstancia, con o sin Covid-19, antes o
después, tarde o temprano, igual que a todos los seres humanos algún día me
lleve La Parca, como soy de voluntad débil, advierto que ya muerto, lo hasta ahora dicho pudiera cambiar.
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