Es un tanto normal que cuando uno es
viejo, la mente se vuelva más lenta, la lectura trabajosa demore un poco
entender ciertas reglas, cuesta que nuevas ideas toquen nuestra cabeza,
nuestros pasos se tornen cansinos y aunque uno se levante temprano se puede
llegar a las citas atrasado, cuando ya todos se fueron o cerraron las
puertas; para no quedar mal enviar una nota del geriatra sirve para justificar.
Lo insólito es que ser joven no
sea sinónimo de tener ideas innovadoras y revolucionarias o de vivir a todo evento adelantando y de prisa; pero algo por el estilo le sucede a
ciertos parlamentarios de esa juvenil y jovial orgánica que es el Frente
Amplio, tanto porque llegaron tarde al Tribunal
Constitucional a presentar un recurso de inconstitucionalidad
de la Ley Antisaqueos y el tribunal lo declaró inadmisible por ser
presentando fuera de plazo; sino también porque hace unos días anunciaron
con pitos, challas y serpentinas un proyecto de ley para fijar el monto de
dinero que se pueda heredar, toda cifra superior al mismo pasaría a engrosar
las arcas fiscales, lo que, semántica aparte, constituiría, según algunos, una expropiación encubierta o a trasmano y en descampado, para los afectados.
Dicho proyecto, que corre para las
grandes fortunas, esas que uno nunca podrá imaginar la magnitud de su riqueza,
salvo que se la compare con la bóveda de Rico McPato, en lugar de contribuir a
combatir la desigualdad en el siglo XXI, recuerda los reaccionarios
totalitarismos hitlerianos, estalinistas o maoístas del siglo pasado, los que
la Alemania, Rusia y China de hoy, para alegría de sus habitantes, guardaron en
el desván de los recuerdos ingratos.
Sin embargo, como los parlamentarios
del FA que elucubraron el proyecto ya no estarían para pediatra, tal vez con una nota del siquiatra lo pudieran justificar.
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