Hasta el viernes 20 de diciembre el diputado
Gabriel Boric, debía pensar que nadie podía compararlo con José
Antonio Kast, había una diferencia sideral entre ambos; ni en su peores
pesadillas Boric imagino que eran cercanos, pero el hombre dispone y la calle,
o más bien dicho los odiadores disponen, y el viernes el diputado Boric sufrió
una funa de aquellas, vivió en carne propia, no por tuit, lo que suele sufrir
Kast y lo que sufrió en la Universidad de Chile la estudiante Pollete Vega por
el solo hecho de opinar diferente.
La funa, palabra del mapudungun que significa
podrido, es un acto público de repudio contra una persona o grupo que, a ojos
de quien funa, actuó o actuaron de manera ilegal o injusta.
A lo mejor el diputado Boric en su inconsciente
sabía lo que acontecería, por eso hasta lloró luego que se aprobara con su voto
el proceso constituyente, pero sin paridad de género, ni cupos reservados para
indígenas e independientes; y luego festejó exultante que mediante proyectos de
ley particulares se aprobaran las indicaciones de paridad de género, cupos
reservados para indígenas e independientes.
Con lo anterior, pensaría que el trolleo en su
contra disminuiría, después de todo si hasta se le acusó, sin pruebas por
cierto, que durante las votaciones facilitó el ingreso de un grupo
de mujeres para que funaran a los parlamentarios que rechazaban las
indicaciones.
Pero, para desgracia suya, nada de ello bastó y el
viernes último mientras estaba tranquilamente sentado en un banca del Parque
Forestal de Santiago fue víctima de insultos, le tiraron agua, otros dicen que
cerveza, le sacaron la gorra, le gritaron traidor y amenazaron que nunca podría
caminar tranquilo por la calle, todo lo cual fue filmado con celular y
viralizado por redes sociales, como reza el manual de funas, por supuesto.
Pero si algo mostró Boric en ese instante fue templanza, una actitud casi de resignación, muy diferente a la que tiene cuando
es atacado por tuit, donde por lo general responde al instante y sabe que su
respuesta será trending topic.
Si toda funa es injusta -todas las personas tenemos
el derecho de transitar libremente por las calles, salvo que un juez en un
debido proceso nos lo prohíba- más injusto es que tilden a Boric de traidor,
traición sería que en pleno peak de las protestas, él hubiera tuiteado que se
iría a un crucero por el caribe con bar abierto, porque ya no soporta como está
el país.
Porque Boric estuvo siempre allí, firme al pie del
cañón, o de la barricada, en medio de Plaza Italia, perdón de la “Dignidad”, en
pleno estado de emergencia, siendo uno más de la calle y por cierto
funando de manera valiente, face to face, a los militares.
Arriesgada práctica es la funa, le puede tocar a cualquiera, el peligro
es que corporiza y personifica las ideas, y no es porque uno deba respetar
todas las ideas, sino que se debe respetar a las personas.
El propio Boric criticó hace un tiempo la funa que
sufrió José Antonio Kast "al final terminan dándole más propaganda a un
personaje que ha hecho de la provocación su manera de actuar", y
que "los
discursos de odio conducen al odio", señaló en su
momento. El viernes luego de vivir su propia funa, explicó “Hay un sector que
tiene mucha rabia contenida por muchos años y que se queda en la agresión”
Aunque lo anterior es
casi como si justificara la agresión y evitara condenarla, desde el
punto de vista de Boric entendible por cierto, quiere, quién no, que lo traten
suavemente, nadie en su sano juicio quisiera volver a ser funado.
Pero de todos los transversales
apoyos que recibió el diputado Boric, el más singular vino de parte del presidente
y diputado del PC, Guillermo Tellier, quien a través de un medio de circulación
nacional expresó: “nosotros podemos salir a la calle libremente”.
"Cuando pase el temblor"
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