Debo estar muy
confundido, porque encontré patético y visualmente demagógico que el presidente
del Colegio de Profesores, Mario Aguilar, fuera a reunirse con el ministro del
Interior Gonzalo Blumel en La Moneda, luciendo un llamativo parche blanco en el
ojo.
Aunque si bien el dirigente
del gremio del magisterio dijo que ello era simbólico de las personas que en medio
de las protestas sociales han perdido la
visión, el disfraz no deja de generar distorsión y contribuir a caricaturizar el
quehacer político.
Porque después de la performance
de Aguilar no faltará el desubicado que
querrá ir encapuchado, pero la capucha solo le sentaba bien al Subcomandante
Marcos, que la complementaba con una seductora y casi poética retórica
ilustrada que, hasta cierto punto, sonaba bonito.
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