Y fue así como se liberaron
tensiones, con la marcha más convocante en la Historia de Chile, la multitud tuvo,
al fin, su catarsis, para un millón doscientas personas el clímax fue
colectivo.
Para atestiguar que
se estuvo allí, porque en el siglo XXI la necesaria individualidad debe manifestarse
en medio del tumulto, fotos de wasap copan las redes sociales e inmortalizan tal
acontecimiento, el orgullo recuerdo vívido para siempre en la retina de instagram
contrasta con la envidia de las historias vacías de los que no pudieron o no
quisieron estar allí.
¿Habrá acaso una
nueva oportunidad de peregrinar hacia
nuestra criolla Meca? ¿Será entonces nuestro nuevo ritual, al que todo chileno,
que se precie de tal, alguna en vez su vida deberá protagonizar, tanto como ir
al mall?
¿Y, ahora qué? ¿La
nueva foto de Tunick? ¿Nuestra toma de la Bastilla, de Palacio? ¿Del cielo por
asalto? Porque ¿de eso se trata, o no?
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