Si algún día llegaran a gobernar el país personas como esos estudiantes de la Universidad de Chile que maltrataron a Polette Vega exigiéndole que se retire de la
carrera de Trabajo Social que estudia en dicha universidad, solo porque ella
profesa ideas de derecha; una de sus primeras leyes sería reponer el articulo 8
derogado de la Constitución chilena que fuera utilizado durante la dictadura militar para expulsar estudiantes y académicos solo por sus ideas
políticas. Contribuían a tan noble misión “sapos” (soplones) disfrazados de profesores
y estudiantes que vigilaban las aulas,
saltaban y croaban por los campus universitarios anotando a todos quienes tuvieran ideas políticas o
emitieran juicios contrarios a la junta militar.
El caso de Polette se asemeja
entonces al de muchos de esos estudiantes de izquierda y centro izquierda, que
vieron truncadas sus posibilidades de continuar estudiando, pero, también, de
manera más reciente se asemeja al de la estudiante cubana Karla María Pérez González,
que el año 2017, fuera expulsada por sus propios compañeros de la Universidad Central
“Marta Abreu” de Cuba, donde estudiaba Periodismo, acusada de “atentar contra los
valores de la revolución”.
Quienes adhieran al relativismo político, la libertad de tener y
expresar cualquier idea política aunque sea de manera violenta y agresiva,
justificarán que a los estudiantes que agredieron a Polette los guiaba un bien
superior, no que a la Casa de Bello se le cambié el nombre a Patricio Lumumba
de la antigua URSS, sino impedir que inocentes
mechones y no tantos, puedan sucumbir al poder de seducción política de las
ideas de Polette, cosa similar ocurre cuando a J.A. Kast se le ataca y boicotea
su participación en actos universitarios.
No es la persona a la que se combate, sino al peligro que sus
convicciones puedan provocar una atracción fatal en virginales mentes juveniles. Existe
cierto grado de paternalismo en aquello, porque se aprende en la Academia que es propio de la juventud la búsqueda de un camino y en su intento experimentar, errar, adherir a nuevas ideas y
luego ya maduro recular (lo digo por experiencia propia).
Pero, hoy en la Chile, puede más el miedo a que
las ideas de derecha convenzan y eso, a toda costa, según los estudiantes
agresores de Polette, no se debe tolerar, lo que ignoran esos estudiantes es que con su temor reflejan que el triunfo de las ideas de derecha parece que llegó.
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