La protesta por el alza
del gas en Magallanes durante el primer gobierno de Piñera, tuvo un apoyo
político transversal, las ciudades de Punta
Arenas y Natales, fueron tomadas y un ejemplo de comunidad movilizada y organizada.
Hubo, por cierto,
barricadas, pero no se causaron destrozos, menos incendios de buses o
edificios, ni estaciones de Metro y no fue solo porque en Magallanes no las haya,
tampoco saqueos a supermercados, aunque sí hubo víctimas fatales, pero no
provocadas por quienes protestaban o por las fuerzas de orden y
seguridad, sino por un chofer ebrio al que se le acabó el trago en su casa y
salió a comprar más, se topó con una barricada, embistió contra esta y atropelló
a dos mujeres que fallecieron.
Pero no ocurrió lo mismo
con la movilización de este fin de semana, si bien en principio fue pacífica
acabó con disturbios y daños a la propiedad pública y privada en Punta Arenas y
Natales, eso sí nunca con la dimensión violenta como ocurrió en el Gran
Santiago, Valparaíso, Concepción, La Serena, Rancagua, Antofagasta y
otras ciudades del norte del país.
No se trata de justificar
la violencia, pero lo que pasó con las protestas por el alza del pasaje del
Metro en Santiago es reflejo de una política pública mal implementada, como la
débil mente de los vándalos es muy influenciable, esta vez lo fue por la
película “El Guasón”, si se sabía con antelación que se subiría la tarifa del
Metro el Consejo de Calificación Cinematográfica debió, entonces, prever los
efectos y prohibir el filme, aunque es probable que si el gobierno
decidía dejar sin efecto el alza, lo más seguro es que las hordas actuaran
igual.
Como los desmanes van en aumento la solución se ve lejana, más aún si el Chapulín vive en México y que el traje de batihéroe a muchos le queda grande o, de frentón, le sienta ridículo, estamos, entonces, desamparados, porque acontece que la realidad supera a la ficción.
Estimado vecino, vi la película y además de que me gustó mucho, sumo una sensación que no sé clasificar al ver las escenas del caos en ciudad gótica, algo parecido a ser un filme con escenas premonitorias.
ResponderEliminarSin avalar la violencia declarada sino que tratando de interpretarla, creo que de alguna manera se empatiza con el protagonista, quien es resultado de la violencia evidente y de aquella invisible de las instituciones, una deshumanisación que siembra y cosecha los males que provocan una energía negativa que se manifiesta irracional, destructiva.
Estimado vecino, vi la película y además de que me gustó mucho, sumo una sensación que no sé clasificar al ver las escenas del caos en ciudad gótica, algo parecido a ser un filme con escenas premonitorias.
ResponderEliminarSin avalar la violencia declarada sino que tratando de interpretarla, creo que de alguna manera se empatiza con el protagonista, quien es resultado de la violencia evidente y de aquella invisible de las instituciones, una deshumanisación que siembra y cosecha los males que provocan una energía negativa que se manifiesta irracional, destructiva.