Durante
los tiempos represivos de la dictadura militar en Puerto Natales -que por aquellos
años todavía era un pueblo minero gracias al yacimiento carbonífero fiscal argentino
de Río Turbio, Argentina- para saltarse la prohibición de transitar por las calles
a determinadas horas de la noche impuesta por la dictadura, las
fiestas populares en el Gimnasio Natales eran "De toque a toque”, así se promocionaban
en Radio Payne y en carteles colgados en los ventanales de la Pastelería el Telégrafo,
frente a la gobernación provincial y a media cuadra de carabineros.
Si
bien el folklorista Rolando Alarcón en una estrofa de su tonada a Puerto Natales,
señala que en esta localidad “el amor va a raudales” en las fiestas del Natales "De toque a toque” era el trago que corría a raudales, al ritmo de la orquesta local Sacramento “como el aire como
el viento” y alguna que otra pelea de telón de fondo.
No
se podía traspasar los límites del recinto hasta que se levantara el toque de
queda, si bien era una especie de cautiverio feliz, también había trasgresores
a la norma, más que por rebeldes, por curados, saltaban las rejas y salían a la calle porque confundían el baño del gimnasio con los cipreses de
copas redondas de la plaza de armas a pasos de la fiesta, allí eran detenidos por
carabineros y enviados a los calabozos de la comisaría.
Porque
durante las horas de restricción las personas no circulaban ni de a pie, ni en vehículos,
salvo ciertos gorilas uniformados que para demostrar su autoridad, solían conducir
sus vehículos particulares contra el tránsito o por el medio de la plaza.
Una reciente
consulta ciudadana efectuada en ocho comunas del país, entre ellas Las Condes,
del jefe comunal Joaquín Lavín, arrojó una amplia adhesión a limitar las horas
de la noche en que los menores de 16 años puedan andar solos en las calles. Aunque tal medida fue tomada
en Islandia para prevenir el consumo de drogas con, según se dice, exitosos resultados, no deja de ser un toque de queda disfrazado para los adolescentes.
Por ello habrá algunos jóvenes que, con razón, se sentirán reprimidos, discriminados como los protagonistas
de Footloose esos jóvenes de la ciudad de Elmore City, en Oklahoma a los que
sus mayores les prohibían hacer fiestas y bailar, claro que el remake del año 2011, no la versión
original protagonizada por Kevin Bacon del año 1984, año que en Chile se vivía bajo
la bota militar, porque eso fue hace mucho tiempo, en el siglo pasado, como algunos nunca se cansan de repetirlo.
Pero
los jóvenes, que son creativos y rebeldes, buscarán la forma de
eludir la restricción, porque querrán igual celebrar sus cumpleaños, no solo
con onces de cocoa y tortazos, el consumo se iniciará más temprano, no existirán
las previas, carretes y “juntas” irán "De toque a toque” promocionadas por facebook, watsap e instagram disfrazadas de
inocentes pijamadas.
Como
es propio de la adolescencia querer vivir sin ataduras habrá grupos border line
que pudieran denunciar que se les viola el derecho al libre tránsito y que,
contradictoriamente, mientras que a contar de los 14 años son responsables penalmente de sus actos,
para andar solos en la calle de noche se les considera unos niños de pecho.
Porque con el toque de queda pareciera que los quisieran tener en casa viendo ese programa infantil islandés Lazy Town, riendo con la pequeña Estephanie, aplaudiendo a Sportacus y abucheando al malvado Robbie Rotten.
Porque con el toque de queda pareciera que los quisieran tener en casa viendo ese programa infantil islandés Lazy Town, riendo con la pequeña Estephanie, aplaudiendo a Sportacus y abucheando al malvado Robbie Rotten.
Valga
señalar que en Islandia Lazzy Town fue
un gran aliciente para combatir la obesidad infantil y la comida saludable, tanto
que hace unos años se invitó Chile a sus protagonistas, pero no rindió los
frutos esperados; como tampoco lo haría el modelo económico de Estado de Bienestar
islandés, a lo mejor por ello nadie pone mucho empeño en imitarlo.
Tal
vez la limitación horaria está dirigida con fines electorales al votante viejo
y conservador que aplaude estas restricciones, considerando que los jóvenes no acuden
a votar o no tienen edad suficiente para ello.
Pero si algún político iluminado comienza a promover
ampliar el toque de queda a toda la población para frenar la delincuencia y, a otro,
rebajar la edad para tener derecho a votar, el mapa electoral pudiera
cambiar y hasta las aspiraciones presidenciales de Lavín eclipsar.
Si
hasta en la Iglesia Católica los curas no deben estar muy contentos con Juaco, no
se esperaban un golpe artero del supernumerario, porque la feligresía se aleja
cada vez más de las parroquias, nadie quiere ser cura, el cariño por la Iglesia
y las vocaciones sacerdotales despiertan y deben cultivarse en la adolescencia, pero ahora con el toque de queda
juvenil, como los familiares hoy prefieren quedarse envolviendo regalos o preparando
la cena navideña, los chicos no podrán ir solos ni a la Misa del Gallo.
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