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Nada, como vivir con la madre


Creo no ser machista, no quiere decir que por aparentar ser políticamente correcto voy por la vida con una careta feminista, aunque  razones e historia de vida tendría para ello.

Fui criado hasta los siete años por mi abuela materna y dos tías, en ese entonces todavía solteras, en casa se vivía el matriarcado, la voz autoritaria de mi abuela era ley, aunque le disputaba el poder  una de sus hijas mayores.

En mi hogar de infancia las mujeres hacían labores de casa y el hombre, es decir yo, nada, lo cual se replicó cuando regresó mi madre a Natales, debieron pasar años para que supiera freír un huevo, en mi casa, como en todas de aquellos años se criaba bajo el estereotipo de roles femenino y masculino, los mismos que hoy en día en el Reino Unido prohibirán su uso en campañas publicitarias.

El poder femenino sigue presente en mi vida, la madre de mis dos hijas, con quien vivo junto a mis tres perras, nació con el don de mando y se los transmitió a sus hijas de manera ejemplar, cuando alguna de ellas ordena algo, a uno no le queda otra que acatar sin chistar, ahora sé cocinar hasta cazuela y ni se me ocurra contar que otra vez viviendo con puras mujeres tuve la peregrina idea que se repetiría mi experiencia natal. 

En una de mis frecuentes idas al supermercado me encontré en la cola del pan con un compañero liceano, hablamos de nuestras vidas, me contó que se había separado y vuelto al hogar materno, ahora nadie lo reta, ni le reclama porque no limpió la suciedad que dejó  el perro en el patio, no seca la loza, menos hace la comida, puede salir a juntarse con amigos en la noche, ir a dónde quiera, llegar a la hora y en el estado que quiera y levantarse a la hora que quiera, porque su madre le tendrá un caldo preparado para componer el cuerpo, camisa planchada y en silencio “No hay nada, como vivir con la madre”, exclamó, me despedí de él y volví a casa.

Sería un hipócrita si no reconociera que, muy de vez en cuando, me viene a la mente el consejo de mi compañero de aulas secundarias, pero me arrepiento luego, un hombre como yo no puede estar pensando tamañas barbaridades, mamá falleció hace más de 6 años.

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