En el primer año del segundo gobierno de la presidenta
Bachelet se hablaba de una "oposición
ausente" golpeada por el caso Penta y la derrota electoral; la
"retroexcavadora" de Quintana había pasado como un desliz
lingüístico, propio de la adrenalina del triunfo, la Presidenta iniciaba sus
vacaciones en el lago Caburgua donde tras el canturreo nocturno la conversación atávica alrededor de la fogata giraba en torno a lo bien posicionado que estaba el ministro Peñailillo en las encuestas, tanto que
se perfilaba para sucederla en el cargo, hasta que pasó lo de Compagnon & Dávalos y todo se
vino abajo.
Pero los que ayer fueron
oficialismo hoy son oposición, aunque también están ausentes, como son diversos
y de variados colores, buscan encontrar mínimos comunes para relacionarse. Creyeron
primero hallarlo en la crítica al control preventivo de identidad para adolescentes que
propicia el actual gobierno, y se olvidan que la agenda corta antidelincuencia y el control preventivo de identidad para
mayores de 18 años, fueron obras de los gobiernos de la Concertación y la Nueva Mayoría.
Pero fue más la visita
del Presidente brasileño Jair Bolsonaro la que los sacó de su letargo, porque contrario
a lo que aparentaron estuvieron felices con su llegada, a lo mejor la encontraron
muy corta les hubiese gustado que como lo hizo en su momento Fidel Castro,
el mandatario carioca recorriera el país de punta a cabo, les permitiría tener
un mes para criticarlo y, por defecto, al gobierno por agasajarlo.
Porque el rechazo a
Bolsonaro los aglutinó como nunca, vieron
por unos días superadas sus diferencias internas, incluso estaban dispuestos ir a festejar el cumpleaños del gobernante brasileño, pero les molestó que la
invitación sea para las mujeres de “corto”, lo encontraron anticuado, como si
dijera de pollera, aunque este último término lo hubiesen aceptado siempre y
cuando se hubiese especificado que fuera de “pollera colorá”, porque varios son
de izquierda, rojos.
Más por compostura, para que no se viera
como hipocresía, se hubiesen abstenido de cantar el cumpleaños feliz a lo más tienen
que haber ensayado el “Muitos parabéns Presidente”, pero al igual que ese cabro
chico envidioso que no falta en los cumpleaños
que al momento de soplar las velas se coloca estratégicamente siempre detrás del
festejado, con el tradicional tortazo se habrían prodigado. Lo que hubiese sido
más gracioso y efectivo que andar pidiendo que se le declare persona non
grata, porque si a cada sector se le ocurre pedir lo mismo a los mandatarios
que no comparten su visión política, nos
iríamos quedando aislados, al igual que
cuando nos gobernaba el tirano.
El Presidente
Piñera descansará tranquilo este fin de semana, nada de lo anterior ocurrió y la
convocatoria de la reunión de Prosur resultó exitosa, ahora si el lunes la Cadem
arroja que la gran mayoría dice que no
estaba de acuerdo con la venida del Presidente Bolsonaro, puede excusarse con que
fue por las estrictas reglas de cortesía que rigen la diplomacia internacional que
se vio en la obligación de invitarlo.
Acho que você conhece más do Brasil que os "politiquinhos".
ResponderEliminarEl problema no es la vsita de Bolsonaro. La oposición perdida nuevamente. El asunto que deben dilucidar es por qué Bolsonaro fue electo Presidente de uno de los países más carnavalesco del mundo. ¿Será que la gente se aburrió de la clase política tradicional y su incapacidad de resolver problemas?
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