Creo, con
mucho temor a equivocarme, por cierto, que desde cuando el Chino Ríos fue Top
Ten empezamos a preocuparnos por los ranking, lo cual se acentuó cuando
ingresamos al grupo privilegiado de la OCDE, porque tenemos no solo el Simce,
PSU, sino que ahora, gracias a un reputado hombre de leyes, sabemos que, al
igual que la ATP, existe un Ranking de los 50 mejores abogados del país.
Si hasta hace poco
pensábamos que los letrados solo devoraban la Constitución, códigos y el Diario Oficial, resultaría que durante los recesos de las audiencias en tribunales o en la intimidad de los baños de sus despachos,
como de seguro están suscritos a El Mercurio Legal, la Gaceta Jurídica y boletines jurídicos, con
sus smartphone buscarían emocionados cuantos puntos subieron en el escalafón
semanal.
En los años
50,60 y principios de los 70 para las familias de clases populares el ser profesor
normalista era la máxima aspiración, tal vez porque a los educadores con cariño se les llamaba maestro; pero en toda familia pudiente y de bien que se preciara de
tal debía haber un médico, un abogado, un militar y un cura, claro que estas dos
últimas profesiones están hoy, por diferentes razones, un tanto depreciadas.
En los años 80
con el auge de los Chicago Boys se sumaron los ingenieros comerciales, mientras
que en los 90 con la apertura chilena al mundo y el sostenido crecimiento se
incluyeron a los ingenieros civiles, pero industriales.
Todavía hoy en día
para muchos estudiar leyes es un cheque a fecha, no importa lo que cueste
porque la recompensa económica y social una vez titulado superará cualquier
sacrificio económico e intelectual que se realice durante los años que duró la
carrera.
Este verano, producto del calor infernal en un supermercado de Pirque se dio un caso no tan
singular, porque emulaba en cierta forma lo que sucedió a orillas de Lago Ranco, un
cliente se ofuscó porque lo conminaron a pagar un helado que consumía en el local y enfurecido amenazó con demandar a los trabajadores del supermercado, demanda
que ganaría porque él era uno de los "50 mejores abogados del país".
Le pregunté a un
letrado conocido que hubiera hecho él en tal situación, me explicó que como los
abogados son diestros en el uso de la retórica esa “facultad de ver en cualquier
situación los medios disponibles para la persuasión” en lugar de apelar al
argumento de autoridad, él hubiera optado por una negociación.
No obstante ello
reconoce que tener un cartón colgado en la oficina en ciertas ocasiones lo hace
a uno sentirse un ser especial y no es por hacer una defensa corporativa pero entiende, en parte, la cólera en que montó su colega porque la profesión legal es de por sí muy
competitiva, por lo que el marketing jurídico se hace necesario a veces si pensamos que en todo sitio y lugar hay un cliente potencial, es útil para el giro del negocio de vez en cuando hacerse notar, en lugar de cultivar un bajo perfil. Aun así lo de
aludir al ranking lo consideró innecesario a no ser que uno se llame Roger
Federer.
Yo debo estar entre los 50 mil mejores periodistas de Chile...p'tas que hay periodistas.
ResponderEliminarehhh yo debo estar dentro de los 50 Contadores Auditores, pero de atrás en adelante.
ResponderEliminar